Campañas de calle, página web; fanpage en Facebook; apostolado mariano, presentaciones de libros, caravanas de difusión católica por el interior del país... Estas iniciativas de Tradición y Acción nos han puesto en contacto últimamente, en todo el Perú, con numerosos jóvenes ávidos de orientación doctrinal y moral. Lo cual nos indujo a pensar invitarles a un programa especial de formación, durante los días de Semana Santa.
Una experimentación atroz con seres humanos, cruelmente fracasada, puso al descubierto el carácter monstruoso de la “ideología de género” que hoy se pretende introducir en el Perú, pero la gran prensa prefirió silenciar el hecho.
Cuando esta mañana vi las ambulancias y los vehículos de la Policía con sus sirenas ululantes yendo velozmente en un sentido, mientras masas de gente huían presas del pánico en sentido opuesto, comprendí que algo andaba mal. Estas bombas han explotado en el corazón y en el alma de los europeos, y levantan una serie de preguntas que giran en torno de una cuestión central: ¿Cómo hemos llegado a esta situación? Cuando en una guerra una parte quiere combatir mientras la otra sólo quiere dialogar, ya se sabe cuál será el resultado.
Al término de la Misa de Jueves Santo «In Coena Domini», que conmemora la institución de la Sagrada Eucaristía y del sacerdocio de la Iglesia, el tabernáculo queda vacío en memoria de la muerte de Jesús. Se hace entonces la reserva del Santísimo Sacramento en un lugar especial, tradicionalmente denominado «Monumento».
A menudo oímos, de personas que profesan ideas tradicionales o conservadoras, elogios entusiasmados al actual gobernante ruso, Vladimir Putin. Lo exaltan como acérrimo defensor de la religión, la moral, la familia, el orden tradicional, etc., y lo proponen como un ejemplo de líder político para todo Occidente. ¿Qué tiene de verdadero esta visión? El propio Vladimir Putin se encarga de respondernos, y no deja dudas al respecto.
La "March for Life" que se realiza cada año en Washington, es la primera y más emblemática de todas las movilizaciones en defensa del niño por nacer, que hoy se realizan en muchos países del mundo (incluso en el Perú, donde congregan multitudes en Lima y otras capitales).
El 28 de febrero ha fallecido en Lima, a los 63 años de edad, don José Antonio Pancorvo Beingolea, presidente de la asociación Tradición y Acción por un Perú Mayor. Le debemos haber iniciado en el país la gesta de Tradición, Familia y Propiedad en defensa de la civilización cristiana, encabezando un intrépido grupo de jóvenes que no se dejó intimidar por las amenazas de la dictadura velasquista.
Una visión unilateral de la parábola del Buen Pastor lleva a algunos a abandonar a las ovejas fieles para ir en busca del lobo, ponerlo cariñosamente sobre los hombros, e introducirlo en el redil.
El último 24 diciembre, miembros de una secta satánica se reunieron frente a la antigua catedral de San José en Oklahoma (EUA) para profanar una imagen de la Santísima Virgen, sobre la cual derramaron sangre artificial mientras leían frases rituales.
Más de una vez tuvimos oportunidad de oír del prof. Plinio Corrêa de Oliveira, en sus habituales reuniones semanales, la previsión de que la Revolución ”ese multisecular proceso histórico que viene destruyendo la civilización cristiana” lograría sortear los obstáculos a su marcha mientras pudiese ocultar a la opinión pública sus metas extremas. Pero en cierto momento sería obligada, por su propio dinamismo interno, a descubrir tales metas, y ello desencadenaría una reacción considerable, que acabaría provocando una inédita polarización de fondo religioso.
Ese momento parece haber llegado. Las metas últimas revolucionarias se están haciendo patentes en los hechos.
Si usted, estimado lector, cree en el "calentamiento global", el inminente languidecer del planeta, el derretimiento de los polos, la desertificación de la Amazonía y otros escenarios de pánico ambientalista, en sana lógica debería concluir que usted no está leyendo este artículo, pues la vida y la civilización en la Tierra ya habrían acabado, de acuerdo con esas mismas creencias aterradores.
Rio de Janeiro ” Cuando mi instrumento de trabajo era la máquina de escribir, yo me sentaba delante de ella, ponía una hoja de papel en el rollo, escribía lo que tenía que escribir, sacaba el papel, leía lo que había escrito, aplicaba el lápiz sobre los xxxxxxxx o hacía eventuales enmiendas y, si fuera preciso, pasaba el texto en limpio. Lo releía para ver si estaba bien, cerraba la máquina, entregaba la materia y me iba “a la vida” .