EFECTOS DE LA PROPAGANDA LIBERAL

¿Por qué hay personas equivocadas que también apoyan a Ucrania?

Por John Horvat

John Horvat enriquece el debate mostrando cómo los medios liberales están aprovechándose de la coyuntura. Viendo a la opinión pública mayoritariamente a favor de la agredida Ucrania, la presentan como un paí­s liberal y la apoyan. A la vez, asocian “despotismo” y “abuso” con “valores conservadores” , desprestigiando a éstos y dividiendo a quienes los profesan.

Nancy Pelosi, presidente de la Cámara de Diputados de los EUA, viajó a Kiev a expresar el apoyo de su gobierno, recibiendo del presidente Zelensky la Orden de la Princesa Olga

En un paí­s polarizado, cuando un bando apoya con entusiasmo un asunto polémico, la regla general para el otro bando es adoptar la posición contraria. Sin embargo, cuando dos enemigos se topan en la misma trinchera, naturalmente surge la pregunta: ¿Qué está pasando?

Esto sucede con respecto a la invasión de Rusia en Ucrania. Los conservadores que apoyan sinceramente al paí­s invadido se encuentran de repente con extraños compañeros de equipo. Los liberales, comportándose de forma contraria a sus hábitos, se están uniendo al bando correcto en esta crisis, el de Ucrania injustamente atacada.

De hecho, las mismas empresas “woke” que iluminan los edificios con los colores del arco iris y atacan al “nacionalismo” estadounidense, ahora exhiben los colores nacionales de Ucrania. Los pacifistas verdes de nuevo cuño exigen el enví­o masivo de municiones cargadas de carbono a Ucrania. Los fanáticos de las vacunas dan la bienvenida a millones de refugiados no vacunados en Europa y a 100.000 en los Estados Unidos. Los propios fundamentalistas de la Teorí­a Crí­tica de la Raza ahora defienden a europeos de ojos azules que antes prejuzgaban como “blancos privilegiados” . Notorios liberales, como el multimillonario George Soros, Sean Penn, Lady Gaga y la diputada Nancy Pelosi, adoptan la lí­nea pro Ucrania.

Así­, los liberales, que automáticamente están en desacuerdo con los conservadores en todo, se juntan a muchos de ellos por esta causa justa. No es de extrañar que éstos se pregunten: ¿Por qué tanta "gente equivocada" apoya a Ucrania?.

Una unidad ilusoria

Por supuesto, todos deberí­an simpatizar con Ucrania y ayudarla en la medida posible, ya que sufre un ataque injusto. De hecho, los norteamericanos, incluyendo la mayorí­a de los liberales, lo que ven es a un paí­s brutalmente invadido. La crueldad salvaje llega a todos los hogares mediante Internet. El aspecto humanitario de la tragedia apela al generoso deseo estadounidense de aliviar el sufrimiento ajeno. La “gente equivocada” también puede tener compasión.

Sin embargo, no es sólo por esto que muchos liberales apoyan con entusiasmo a Ucrania, sino por la manera como algunos medios encuadran el debate. Trágicamente, se aprovechan de la crisis de Ucrania para apoyar su narrativa y construir una contra-narrativa pseudoconservadora que desprestigie al conservadurismo. En este caso, la “gente equivocada” apoya la causa correcta por una razón equivocada. El conflicto ucraniano se convierte en otra forma de luchar contra todo lo conservador.

Democracia liberal versus régimen autocrático

Los medios de comunicación liberales han caracterizado la crisis ucraniana como un conflicto entre dos sistemas polí­ticos: la democracia liberal y los regí­menes autocráticos. Este modo de caracterizar la situación se repite con tanta frecuencia que pocos lo discuten.

Sin embargo, estas dos falsas alternativas, groseramente simplificadas, apoyan la narrativa liberal. Por un lado, se presenta a Ucrania como representante de los valores liberales (a pesar de que, como todas las naciones eslavas, mantiene muchas costumbres conservadoras y religiosas, quizás incluso más que Rusia). Los medios de comunicación liberales destacan el hecho indiscutible de que el presidente liberal ucraniano Zelensky tiene opiniones sobre el aborto provocado y el pecado homosexual que, con justa razón, indignan a los conservadores de todo el mundo. Sin embargo, igual que el presidente Biden en Estados Unidos, sus opiniones personales no reflejan al pueblo en su conjunto.

El hecho de presentar la defensa de Ucrania como una causa liberal contribuye a apuntalar los debilitados muros del liberalismo. Se convierte en un punto de encuentro en el que los valientes liberales pueden derramar grandes recursos e imponer sanciones masivas mientras intentan evitar una guerra mundial a toda costa. Queda por ver si el celo liberal por apoyar a Ucrania continuará cuando la situación se agrave.

Una narrativa pseudoconservadora

El conflicto también les ofrece la oportunidad de inducir a la opinión pública a asociar los valores conservadores con el rí­gido y autocrático gobierno de Putin; aunque tal asociación es injustificada. Los valores tradicionales mantenidos en Rusia se convierten en el altavoz de las buenas costumbres en todas partes. Así­, los conservadores se ven clasificados junto con Putin, quien en realidad no los representa. En busca de una mayor credibilidad, los medios de comunicación se esfuerzan por destacar y vituperar al puñado de figuras conservadoras que muestran simpatí­as por Vladimir Putin, pese a las posiciones declaradamente proabortistas y prosocialistas de éste.

Estas asociaciones de ideas encajan bien con las acusaciones de que los conservadores ponen en peligro la democracia por su oposición a la agenda liberal. Ligando la causa conservadora a la tiraní­a, nada les gustarí­a más a los liberales que obligar a los conservadores a defender posiciones que, en realidad, no tienen. Esto puede aplicarse fácilmente a todos los conservadores, de cualquier parte del mundo.

Para los liberales, ésta es una situación que no tiene pierde. Al apoyar la justa causa de los ucranianos, están en el lado que ha ganando el apoyo de la opinión pública y en el lado correcto de su narrativa. Por otro lado, al etiquetar a todos los conservadores de fanáticos del totalitarismo, dividen a la derecha en facciones en las que ningún conservador se siente cómodo, poniendo a todos a la defensiva.

Rechazar las falsas opciones

La solución correcta a este falso dilema planteado por la izquierda es rechazarlo con desprecio. Ni los ucranianos ni los estadounidenses deberí­an verse obligados a defender la democracia liberal o la autocracia. Se trata de una falsa elección que no se corresponde con la realidad de una nación y una Iglesia asediadas. La izquierda suele presentar al público falsas alternativas para evitar las verdaderas cuestiones, normalmente morales. Los liberales evitan las cuestiones morales porque no pueden argumentar contra ellas.

Por lo tanto, la guerra actual debe considerarse independientemente de la narrativa de la izquierda. Ucrania es una nación injustamente invadida por otra, y punto. En segundo lugar, si el despótico Putin se impone, alterará todo el orden posterior a la Segunda Guerra Mundial. Punto. De eso se trata. Defender a Ucrania no es una validación de la agenda liberal ni una condena de una perspectiva pro Putin (falsamente etiquetada como conservadora).

Ucrania no debe convertirse en una herramienta a ser manipulada por la izquierda ni la derecha. Ucrania no es un peón para los caprichos imaginarios de los conspiracionistas o los enfoques maquiavélicos de los comentaristas de la prensa liberal. El pobre y sufrido pueblo de Ucrania merece ser juzgado por su derecho natural a defenderse, y por su legí­timo deseo de seguir siendo una nación libre con una Iglesia católica libre.











Portada del sitio Especiales Guerra Rusia/Ucrania



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