Betlike Betvole Betebet Galabet Padişahbet Casinolevant dinimi bonusu veren siteler 7750 London Escorts in UK Escort Directory https://www.voguerre.com Hull Escorts (51) - Top Verified Escorts https://www.voguerre.com https://www.cristine.org bedava bonus bonus veren siteler bonus veren siteler deneme bonusu casino slot siteleri 7750 London Escorts in UK Escort Directory https://www.voguerre.com Hull Escorts (51) - Top Verified Escorts https://www.voguerre.com https://www.cristine.org bedava bonus bonus veren siteler bonus veren siteler deneme bonusu casino slot siteleri Aux jardins de Monsieur Le Ní´tre - Tradición y Acción por un Perú Mayor
LA NOBLEZA COMO INSPIRADORA DE BELLEZA

Aux jardins de Monsieur Le Ní´tre

Julio Loredo de Izcue

“En los jardines del Señor Le Ní´tre” , tal es el tí­tulo de las celebraciones con las que Francia está conmemorando los 400 años del nacimiento del mayor jardinero de todos los tiempos: André Le Ní´tre (1613-1700).

Palacio Real de Versailles

Nacido en Parí­s en una familia de jardineros (su padre Jean era el superintendente de los jardines del palacio de las Tullerí­as, como ya lo habí­a sido su abuelo Pierre), André estudió arquitectura y pintura en la escuela del Louvre, entrando después al atelier de Simon Vouet, pintor de la corte de Luis XIII, donde aprendió sobre todo el arte de la perspectiva.

El jardinero ennoblecido

Retrato de André Le Nôtre - Carlo Maratta (1625-1713). Palacio de Versalles. Francia

En 1635 fue nombrado superintendente del duque Gastón d”Orleans, hermano del Rey, y después, superintendente de los jardines de las Tullerí­as, sucediendo a su padre. Nombrado por Luis XIV Superintendente General de los Jardines Reales, a partir de 1657 asumió también la Contralorí­a General de los Reales Palacios. Siguiendo una antigua tradición, en 1675 el Rey Sol le otorgó un tí­tulo de nobleza, en reconocimiento por sus talentos artí­sticos.

Le Ní´tre proyectó los jardines de muchos de los más famosos castillos y palacios de Francia y del mundo: Fontainebleau, Saint-Germain-en-Laye, Saint-Cloud, Chantilly y otros. Él fue el creador de la Avenida de los Campos Eliseos, en Parí­s, Y también realizó proyectos en el exterior. A él debemos el Greenwich Park, de Londres, así­ como los jardines de Racconigi y Venaria Reale, en Turí­n. Pero sus obras maestras son, sin duda, los jardines del castillo de Vaux-le-Vicomte, perteneciente a Nicolás Fouquet, ministro de finanzas de Luis XIV, y sobre todo los jardines del Palacio de Versalles, donde el arte de la jardinerí­a alcanzó un auge nunca superado.

“Dominad la tierra” (Gn 1,28)

Castillo de Chantilly, de los Principes de Borbón-Condé
Un parterre del Jardín de la Orangerie (invernadero de naranjos) en Versailles

El arte de Le Ní´tre nos lleva a una reflexión no sólo cultural, sino también teológica. En el principio de los tiempos Dios creó el universo material y en él colocó al hombre, dándole una orden explicita: “Llenad la tierra y sujetadla a vuestro dominio” (Génesis 1,28). Pero, por así­ decir, dejó la creación a medias; o sea, después de haber creado el universo de la nada y de hacer esa obra maestra que es el hombre, confió a éste la tarea de continuar su divino trabajo por la creación, a partir de los seres ya existentes, de nuevas realidades que reflejasen la belleza infinita de Dios. Es por eso que Dante Alighieri dijo con propiedad que si las criaturas son hijas de Dios, las obras de arte son sus nietas.

Todo el universo refleja las perfecciones divinas. El hombre no puede conocer a Dios directamente en esta Tierra, pero puede ver el reflejo divino en la creación y, así­, elevarse hasta Él. Es la contemplación. Dios concedió al hombre la capacidad de tomar elementos de la creación y trabajarlos para crear, a su vez, obras que reflejen las perfecciones divinas. Es así­ que el hombre se tornó capaz de tomar un pedazo de mármol y transformarlo en una estatua. O de construir, superponiendo piedras, un castillo o una esplendorosa catedral. O incluso de manipular pigmentos para hacer un cuadro. Creando belleza, el hombre da gloria a Dios.

Belleza que “satisface el espí­ritu juntamente con la vista”

Jardín a la francesa del castillo de Vaux-le-Vicomte

“En Le Ní´tre la sensibilidad es canalizada y trabajada por la inteligencia” dice el historiador Erik Orsenna. Los jardines conocidos como ”a la francesa” no son frí­os y geométricos. ¡Lejos de eso! Son lugares de creatividad e imaginación, pero siempre en diálogo con la inteligencia, que domina” (Entrevista, “Le Figaro” , Hors Série, octubre de 2013, p. 50). Nos extasiamos delante de la naturaleza: un bosque, un valle, una montaña, un rí­o... Pero Dios nos concedió sobre todo una inteligencia, que podemos y debemos aplicar a esos elementos para ordenarlos y elevarlos a un grado superior de perfección. Es el caso de los jardines de André Le Ní´tre. “El jardí­n de Le Ní´tre es el dominio de la inteligencia sobre la pura sensibilidad, es el triunfo de lo inteligible. Él tiene un sentido y una belleza real ” escribe Henri Régnier. El jardí­n de Le Ní´tre satisface el espí­ritu juntamente con la vista. Además del placer de los sentidos, Le Ní´tre hace que el jardí­n también responda a nuestra necesidad espiritual de simetrí­a y regularidad. Un jardí­n no debe ser dejado al soplo de la imaginación fértil, mas debe también favorecer el pensamiento. Él debe proporcionar una idea de grandeza, dignidad y razón. Precisamente porque tal jardí­n es hecho de acuerdo con estos principios es que el es noble, inteligible, ordenado, y puede ser llamado de ”clásico” del mismo modo que una tragedia de Racine o una obra de Bossuet” (Henri de Régnier, Portraits et souvenirs, Paris 1913).

El papel inspirador de la nobleza

Le Ní´tre fue capaz de realizar esas maravillas porque tení­a delante de sí­ el modelo de una monarquí­a resplandeciente. Nacido en una casa que su familia poseí­a en los jardines de las Tullerí­as, él creció contemplando la Familia Real y la alta nobleza. Y comenzó a concebir sus jardines porque conocí­a a los personajes que por ellos paseaban. Los jardines de Le Ní´tre son la transposición a términos botánicos del espí­ritu monárquico y aristocrático francés, llevado a un apogeo por Luis XIII, y sobre todo por Luis XIV, tan esplendoroso que recibió el nombre de Rey Sol. Sin Luis XIV no habrí­a habido un Le Ní´tre.

* * *

Luis XIV

Al preguntarle por qué no existen hoy más artistas como en los viejos tiempos, un conocido crí­tico de arte italiano respondió que una de las causas es la falta de nobles que los inspiren. Falta una verdadera nobleza que busque la belleza y la perfección en todas las esferas de la vida social, que eleve atrás de sí­ las clases más modestas, y sobre todo a los artistas. He ahí­ un aspecto muy importante del insustituible papel social de las élites, que en estos tiempos de achatamiento general, más que nunca es necesario destacar.











Portada del sitio Formación católica Civilización y cultura católicas



¿Un mensaje, un comentario?

moderación a priori

Este foro es moderado a priori: su contribución sólo aparecerá una vez validada por un/a administrador/a del sitio.

¿Quién es usted?
Su mensaje

Para crear párrafos, deje simplemente líneas vacías.

Cerrar