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25 de junio de 2014, 15:39, por Ene Roa
El decreto del Santo Oficio de 1 jul 1949 (siendo Papa PÃo XII, y confirmado en 1959 por el Papa Juan XXIII) es muy claro. Los que profesen, defiendan, propaguen, promuevan la doctrina y actividades comunistas quedan excomulgados ipso facto, o latae sententiae. Asà que estos "sacerdotes y obispos" partidarios de la Teol. de la Lib., inequÃvocamente comunista, ya no son sacerdotes ni obispos. Tiene razón este artÃculo en su contenido, pero yerra al llamar Monseñor y obispo a Raúl Vera, y Padre y S.J. a Juan Masiá. No se requiere decreto para que la excomunión prevista para los comunistas sea efectiva. En Internet pueden leer The Kremlin’s Religious Crusade, párrafo 11, donde el exagente KGB, Ion Pacepa, señala que "Khruschev dijo: «La religión es el opio del pueblo, entonces démosle opio al pueblo». La nueva religión inventada por la KGB fue llamada por Khruschev «TeologÃa de la Liberación»". Tanto San Juan Pablo II como el Card. Joseph Ratzinger (luego Benedicto XVI) la rechazaron por ser una versión del marxismo con terminologÃa cristiana para atraer simpatizantes.
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El decreto del Santo Oficio de 1 jul 1949 (siendo Papa PÃo XII, y confirmado en 1959 por el Papa Juan XXIII) es muy claro. Los que profesen, defiendan, propaguen, promuevan la doctrina y actividades comunistas quedan excomulgados ipso facto, o latae sententiae.
Asà que estos "sacerdotes y obispos" partidarios de la Teol. de la Lib., inequÃvocamente comunista, ya no son sacerdotes ni obispos.
Tiene razón este artÃculo en su contenido, pero yerra al llamar Monseñor y obispo a Raúl Vera, y Padre y S.J. a Juan Masiá. No se requiere decreto para que la excomunión prevista para los comunistas sea efectiva.
En Internet pueden leer The Kremlin’s Religious Crusade, párrafo 11, donde el exagente KGB, Ion Pacepa, señala que "Khruschev dijo: «La religión es el opio del pueblo, entonces démosle opio al pueblo». La nueva religión inventada por la KGB fue llamada por Khruschev «TeologÃa de la Liberación»".
Tanto San Juan Pablo II como el Card. Joseph Ratzinger (luego Benedicto XVI) la rechazaron por ser una versión del marxismo con terminologÃa cristiana para atraer simpatizantes.