EE. UU.

Empresas se alejan del “Orgullo” LGBT

por Edward Benson

Los días 29 y 30 de junio de 2024 reinó el desenfreno en las calles de San Francisco. No fue simplemente tolerado; fue patrocinado por la alcaldía. Era la gran celebración social de la llamada “Ciudad junto a la bahía”: el Festival del “Orgullo”.

El acontecimiento se remonta a 1970, cuando unos cuantos participantes desfilaron por la calle Polk hasta el Ayuntamiento y se reunieron en el Parque Golden Gate. El primer desfile organizado (y autorizado por la ciudad) tuvo lugar dos años después. Con el paso de las décadas, su popularidad fue en aumento. Otras localidades lo emularon, pero esta celebración anual es el non plus ultra del libertinaje.

Importantes empresas han dejado de auspiciar la "Marcha del orgullo" (Foto de Adam Pardee para The Chronicle)

Apoyo empresarial en retirada

Sin embargo, este año 2025 algo ha cambiado drásticamente. A medida que se acerca el Festival, varias grandes empresas patrocinadoras retiran su apoyo financiero. Entre estos patrocinadores se encuentran nombres como el gigante de las comunicaciones Comcast, Anheuser-Busch (fabricante de Budweiser) y el distribuidor de bebidas espirituosas Diageo (comercializadora de cerveza Guinness, vodka Smirnoff y otras grandes marcas). Siguen a Meta, la empresa madre de Facebook, que finalizó su apoyo en 2024.

La retirada de estas gigantescas empresas del movimiento “woke” se ha traducido en un déficit de 300.000 dólares, de un total de 3,2 millones aportados por las empresas. Es posible que se produzcan más cortes. Aún quedan dos meses para que otras empresas puedan retirar su apoyo.

Los organizadores dijeron que este corte era "muy anormal". Están preocupados, pues estos donantes son contribuyentes desde hace mucho tiempo y repentinamente han dejado de donar. Parece que estas grandes empresas están siguiendo al público en su rechazo a la agenda LGBTQ. El evento seguirá adelante, pero la retirada les agua sus fiestas.

Las condiciones están cambiando

Estas acciones empresariales marcan un cambio significativo. Tras décadas de creciente apoyo, el péndulo puede estar balanceándose al otro lado.

Suzanne Ford, directora ejecutiva del Orgullo de San Francisco, que coordina el evento anual, lo sabe. Ha declarado a la cadena de televisión local KTVU: “Ha cambiado el tono en este país. Las empresas ahora aseguran sus inversiones, y creo que las personas para las cuales este no es el valor sustancial de su corporación, tal vez estén reconsiderando en qué apostar”. Señala con el dedo al presidente Trump. “Estoy muy preocupada. Obviamente, hay presión del gobierno federal”.

Al mismo tiempo, la elección de 2024 indica que las condiciones están cambiando. Sin embargo, ella es solo uno de los síntomas del fenómeno social que angustia actualmente a la izquierda. Hay otros síntomas. El rechazo generalizado a la estrategia de marketing de cerveza Bud Lite con un influencer “transgénero” en la primavera de 2023, fue una señal clara. Otra es el abandono de los métodos DEI (“Diversidad, Equidad e Inclusión”) por parte de todos, menos de sus creyentes devotos. El creciente rechazo a los medios de prensa liberales es una tercera. El cambio demográfico de los simpatizantes de ambos partidos políticos tiene una enorme importancia, aunque su alcance y perdurabilidad siguen siendo inciertos.

Está claro que el sentimiento de la opinión pública está cambiando en una dirección más conservadora y moral, y eso es algo muy bueno.

La política no basta

Sin embargo, no basta con tener sentimientos conservadores. Para que esta corriente que se aleja de la inmoralidad gane arrastre, debe proceder de fuertes convicciones religiosas y acciones. Y solo el Cristianismo provee bases suficientes para ello.

Sería agradable decir que los Estados Unidos de América y la cultura occidental se están apartando del pecado; aducir que han despertado al peligro y están volviendo a los caminos de Dios como hizo Nínive en los días del profeta Jonás. Ciertamente, tal reversión estaría dentro del poder de Dios, pero hay poca evidencia de que Él esté usando hoy ese método irresistible. Aún hay abundantes muestras de que la la sociedad sigue decayendo rápidamente.

Un conflicto en curso

Sin embargo, la situación actual constituye un movimiento positivo creciente. La gente empieza a cuestionar algunos dogmas que favorecieron el avance de las ideas liberales.

Los nuevos acontecimientos plantean dos preguntas. En primer lugar, ¿qué ha provocado el ascenso de algunas ideas conservadoras mientras los izquierdistas deambulan confusos y sin líderes? En segundo lugar, ¿estará actuando la gracia divina, llamando a los norteamericanos a considerar alternativas, en vez de seguir dócilmente el llamado del liberalismo a favorecer sus pasiones desenfrenadas?

Los errores de los radicales

El pueblo estadounidense está cansado de cambios revolucionarios. La ofensiva mediática contra los valores cristianos llegó a tal punto que provocó la reacción de quienes (disculpe el lector la expresión) ya se hartaron de que les hagan tragar a la fuerza ideas inmorales.

Los radicales dieron tres pasos demasiado lejos. Tacharon a todos los blancos de racistas. Este racismo intrínseco, alegaron, era un crimen imperdonable contra la humanidad. En segundo lugar, instigaron y ayudaron al aumento de la delincuencia real. Evitar un robo, una agresión o incluso un asesinato se convirtió en una ofensa injustificable contra los pobres. En tercer lugar, intentaron convencer a la gente de que los niños podían ser niñas y las niñas, niños.

Acusaciones tan absurdas contra los ciudadanos comunes están motivando al pueblo a desafiar al Establishment woke. Y las empresas buscan cuidarse de los consumidores que se sienten ofendidos.

Cristianismo, la fuente para sanar

Al mismo tiempo, muchas personas buscan llenar el vacío que van dejando las falsas promesas del liberalismo. Buscan disciplina, estructura y rituales que den sentido y propósito a sus vidas.

El cristianismo tiene un código moral claro y acorde con la naturaleza humana. Atrae a estas almas y les infunde certezas y convicciones.

En tales condiciones, la gracia de Dios puede poner en marcha movimientos dentro del público hacia la práctica de la virtud y el rechazo del vicio. Esto puede cambiar la atmósfera de la sociedad, de modo que incluso las empresas woke vean ventaja comercial en dejar de apoyar causas inmorales.

Mucho de esto depende de que la gente permanezca fiel a estos movimientos del espíritu. Sin embargo, el hecho de que estos grandes donantes de tantos años dejen de apoyar el “Orgullo” es un paso en la dirección correcta.

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