IMPOSIBLE

¿Una ética común para marxistas y cristianos?

En enero, los católicos que siguen las noticias de Roma tuvieron un sobresalto. Uno más, que se sumó a la larga lista reciente. Su Santidad Francisco recibió a una comisión de DIALOP, un proyecto de "diálogo entre socialistas / marxistas, comunistas y cristianos destinado a formular una ética social común que pueda proponerse como una nueva narrativa para una Europa en busca de identidad, con una ecologí­a integral entre la Doctrina Social de la Iglesia y la crí­tica social marxista en su centro" [1].

Cuando tomamos conocimiento de esta noticia, una catarata de preguntas azotó nuestra mente: ¿Qué puede aportar el perverso comunismo al bien de la humanidad? ¿Por qué tendrí­an los cristianos que dialogar con marxistas para definir una “ética social común” ? ¿Cómo esa “ética” infectada de socialismo contribuirí­a a una nueva “identidad” europea? ¿Por qué el Papa recibirí­a a una comisión que tiene una finalidad tan equivocada? ¿Tal vez para corregir al que yerra y enseñar al que no sabe?

Sin embargo, la nota oficial de Vatican News no nos dice que el Santo Padre haya realizado estas nobles obras de misericordia. Más bien les habrí­a dado aliento con palabras como “no dejéis de soñar con un mundo mejor” , pues “han sido justamente grandes sueños de libertad e igualdad los que han producido cambios y progresos” .

La sorpresa aumentó cuando indagamos el origen de DIALOP. Como informa nuestro colaborador Julio Loredo (ver videocomentario más abajo), se creó a sugerencia del mismo Papa Francisco cuando recibió, en 2014, a dos polí­ticos de extrema izquierda, que se presentaron junto a un lí­der del Movimiento de los Focolares, agrupación mariana y ecuménica fundada por católicos [2].

¿Será que el comunismo dejó de ser malo?

¿Debemos evitar luchar contra él? ¿Hicimos mal los peruanos que nos empeñamos en que el comunismo no llegue al poder en 2021, y no se consolide en él?

En consecuencia, ¿debemos dejar que nos gobierne libremente? ¿Debemos colaborar con él?

¿Debemos sepultar la alerta que dio S. S. Pí­o XI, cuando escribió: "(”¦) que los fieles no se dejen engañar. El comunismo es intrí­nsecamente malo, y no se puede admitir que colaboren con el comunismo, en terreno alguno, los que quieren salvar de la ruina la civilización cristiana"? (Divini Redemptoris, n. 60).

Estamos convencidos que no.

¿Qué dijeron previamente los Sumos Pontí­fices?

El profesor de Filosofí­a Edward Fesser divulgó por X (antes Twitter) textos de diez Papas anteriores mostrando claramente que el comunismo y el socialismo son inaceptables, por lo cual no es lí­cito colaborar con ellos. Los textos que presentamos a seguir son, casi todos, los mismos que el Dr. Fesser publicó en inglés, en las versiones oficiales al español disponibles en Vatican.va, o en su defecto traducciones de las italianas. Las negritas son nuestras.

1. "Conocéis también, Venerables Hermanos, otra clase de errores y engaños monstruosos, con los cuales los hijos de este siglo atacan a la Religión cristiana y a la autoridad divina de la Iglesia con sus leyes, y se esfuerzan en pisotear los derechos del poder sagrado y el civil. (...) A esto apunta la nefasta doctrina del comunismo, como dicen, extremadamente hostil a la propia ley natural; una vez admitido, los derechos, las cosas y las propiedades de todos, e incluso la propia sociedad humana, se verí­an fundamentalmente afectados" (Pí­o IX, Qui pluribus, n. 16).

2. “Aquella secta de hombres que, bajo diversos y casi bárbaros nombres de socialistas, comunistas o nihilistas, esparcidos por todo el orbe, y estrechamente coligados entre sí­ por inicua federación, (...) se empeñan en llevar a cabo el plan (...) de trastornar los fundamentos de toda sociedad civil. (...) Y vosotros, Venerables Hermanos (...) Poned, además, sumo cuidado en que los hijos de la Iglesia católica no den su nombre ni hagan favor ninguno a la detestable secta (León XIII, Quod Apostolici Muneris, nn. 2 y 33-34).

3. "... tremendas y dolorosas a la vez, son la audacia y la ligereza de espí­ritu de los hombres que se llaman católicos, que sueñan con (...) establecer sobre la tierra, por encima de la Iglesia católica, "el reino de la justicia y del amor", con obreros venidos de todas partes, de todas las religiones o sin religión, con o sin creencias, con tal que olviden lo que les divide: sus convicciones filosoficas y religiosas, y que pongan en común lo que les une: un generoso idealismo y fuerzas morales tomadas "donde les sea posible". (...) ¿Qué es lo que va a salir de esta colaboracion? Una construcción puramente verbal y quimérica, en la que veremos reflejarse desordenadamente y en una confusión seductora las palabras de libertad, justicia, fraternidad y amor, igualdad y exaltación humana, todo basado sobre una dignidad humana mal entendida. Sera una agitación tumultuosa, estéril para el fin pretendido y que aprovechará a los agitadores de las masas menos utopistas. Sí­ verdaderamente se puede afirmar que ’Le Sillon’ se ha hecho companero de viaje del socialismo, puesta la mirada sobre una quimera" (Pí­o X, Notre Charge Apostolique, n. 34).

4. "No queremos quedarnos repitiendo las razones que demuestran claramente lo absurdo del socialismo y otros errores similares. León XIII, Nuestro Predecesor, lo trató con gran maestrí­a en memorables encí­clicas; y vosotros, Venerables Hermanos, procurad, con vuestra habitual diligencia, que esas acreditadas enseñanzas nunca caigan en el olvido" (Benedicto XV, Ad Beatissimi Apostolorum, n. 10).

5. "Aun cuando el socialismo, como todos los errores, tiene en sí­ algo de verdadero (cosa que jamás han negado los Sumos Pontí­fices), se funda sobre una doctrina de la sociedad humana propia suya, opuesta al verdadero cristianismo. Socialismo religioso, socialismo cristiano, implican términos contradictorios: nadie puede ser a la vez buen católico y verdadero socialista"
(Pí­o XI, Quadragesimo Anno, n. 120).

6. "La Iglesia, así­ como condenó los varios sistemas del socialismo que siguen la doctrina de Carlos Marx, de igual modo los condena hoy de nuevo, como lo exige su deber y como lo pide la salvación eterna de los hombres, que este modo sofí­stico de argumentar y estas instigaciones insidiosas ponen en grave peligro" (Pí­o XII, Evangelii Praecones, n. 50).

7. "El Sumo Pontí­fice [Pí­o XI] manifiesta además que la oposición entre el comunismo y el cristianismo es radical. Y añade que los católicos no pueden aprobar en modo alguno la doctrina del socialismo moderado" (Juan XXIII, Mater et Magistra, n. 34).

8. "... con demasiada frecuencia las personas cristianas, atraí­das por el socialismo, tienden a idealizarlo, en términos, por otra parte, muy generosos: voluntad de justicia, de solidaridad y de igualdad. Rehúsan admitir las presiones de los movimientos históricos socialistas, que siguen condicionados por su ideologí­a de origen" (Pablo VI, Octogesima Adveniens, n. 31).

9. "En el pasado reciente, el deseo sincero de ponerse de parte de los oprimidos y de no quedarse fuera del curso de la historia ha inducido a muchos creyentes a buscar por diversos caminos un compromiso imposible entre marxismo y cristianismo" (Juan Pablo II, Centesimus Annus, nn. 13 y 26).

10. "Desde el siglo XIX se ha planteado una objeción contra la actividad caritativa de la Iglesia, desarrollada después con insistencia sobre todo por el pensamiento marxista. Los pobres, se dice, no necesitan obras de caridad, sino de justicia (”¦) el marxismo habí­a presentado la revolución mundial y su preparación como la panacea para los problemas sociales (”¦) [Sin embargo,] La actividad caritativa cristiana ha de ser independiente de partidos e ideologí­as. No es un medio para transformar el mundo de manera ideológica y no está al servicio de estrategias mundanas"
(Benedicto XVI, Deus Caritas Est, nn. 26-27 y 31b).

Ya antes de convertirse en el Papa Benedicto XVI, el Cardenal Joseph Ratzinger llamó a los regí­menes comunistas de vergüenza de nuestro tiempo , por hablar de liberar a los pobres y traicionarlos con la esclavitud (Congregación para la Doctrina de la Fe, Instrucción Libertatis Nuntius sobre algunos aspectos de la Teologí­a de la Liberación, XI, 10).

Experiencia histórica: el comunismo se aprovecha de sus colaboradores ingenuos

Como alertaron aquellos Sumos Pontí­fices, muchas veces la prédica de la izquierda logra seducir a ingenuos que buscan la justicia, sin percibir que su visión de igualdad y su materialismo son incompatibles con el orden natural. Pero también se aprovechan de los corazones contaminados de envidia, igualitarismo y/o deseos de venganza.

Unas y otras almas son útiles para el avance de la agenda comunista, ya sea para neutralizar posibles oposiciones (“con gente tan buena de su lado, ¿qué mal se puede temer? ), o para ser aprovechadas como "bestias de carga" que ponen la fuerza necesaria para cumplir el objetivo. Uno ejemplo muy claro fue el frente común que se formó en Nicaragua para derrocar a la Dinastí­a Somoza, sin que la mayorí­a se percate de estar siendo manipulada por los sandinistas para imponer su dictadura comunista. Ésta duró de 1979 a 1990. Más adelante, en 2007, presentándose como moderado y pací­fico, y haciendo algunos pactos con sus antiguos enemigos somocistas, fue elegido presidente el sandinista Daniel Ortega, quien hasta hoy oprime a su pueblo.

Conclusión: Seguiremos oponiéndonos al comunismo

En conclusión, no creemos que esta reciente actitud del Papa Francisco (incomprensible a la luz de las enseñanzas de sus predecesores y la experiencia de la historia) nos obligue a bajar la guardia frente al peligro comunista, ni mucho menos a aceptarlo.

Y exhortamos a todos aquellos que aman a Dios y a la patria a seguir en alerta, pues el comunismo no renuncia a sus funestas aspiraciones. Ponemos esta lucha contra el enemigo de la civilización cristiana bajo el patrocinio de Aquella que es “bella como la luna, brillante como el sol, terrible y majestuosa como un ejército formado en batalla” (Cant 6, 8), la Santí­sima Virgen Marí­a.

Pulse la imagen para ver en YouTube el videocomentario de Julio Loredo sobre esta noticia:











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