CONTRASTE PARA PENSAR

Francia: ocaso del clero “modernizado”, vigoroso renacer del catolicismo tradicional

Luis Dufaur

El clero católico “modernizado” está en crisis—y no sin motivo—, precisamente cuando el número de fieles en el mundo aumenta más que la población mundial, 1,5% el último año.

Crece de manera alarmante en Europa el número de templos que son desacralizados y transformados en hoteles, bares, mezquitas o museos. Parroquias y hasta diócesis se fusionan por falta de clero.

La catástrofe, en números

Ya a fines de 2014 Mons. Bernard Podvin, ex vocero de la Conferencia Episcopal de Francia, había dado la alarma en declaraciones a la TV católica KTO: “Carecemos de vocaciones… Cuando en suelo francés son ordenados cien sacerdotes por año y mueren 800 en el mismo período, la conclusión es evidente. El déficit está ahí, y gritando”.

De hecho, comenta el investigador Floris de Bonneville en el sitio Boulevard Voltaire, el desequilibrio es evidente – por cada sacerdote ordenado fallecen ocho – y golpea de lleno a la llamada “Iglesia posconciliar”.

Paradoja progresista. En un entorno de ‘Iglesia joven’, un ambiente funerario: sacerdotes de edad ven extinguirse el sueño de una Iglesia desacralizada e igualitaria.

Si continúa esa tendencia inaugurada en tiempos del Concilio Vaticano II, pronto Francia se quedará sin sacerdotes y tendrá que hacerlos venir de África o de Asia, añade el periodista.

Ya son muchas las parroquias, incluso en París, administradas por sacerdotes de otro continente.

Las cifras son de catástrofe. En menos de 50 años, el número de sacerdotes diocesanos y religiosos en Francia cayó de casi 50.000 en 1970 a 29.000 en 1995, y a solamente 13.000 hoy. ¡Una disminución de casi 75%!

En realidad, fue la Revolución Francesa la que inauguró el siniestro proceso. Pero este se aceleró dramáticamente con otra revolución, la crisis abierta tras el Concílio Vaticano II.

Cuando estalló la Revolución francesa de 1789, el país contaba con 110.000 sacerdotes para una población de menos de 12 millones de habitantes. Hoy, como dijimos, tiene apenas 13.000, para una población 5,5 veces mayor, de casi 67 millones.

Bonneville suministra dos ejemplos. De los 35 sacerdotes en actividad que tiene la región de Lozère, solo cinco tienen menos de 60 años. En la región de Creuse, en la diócesis de Limoges, quedan en actividad apenas siete padres para seis parroquias. En 2020, esas regiones probablemente serán desiertos religiosos.

La “Iglesia Nueva” progresista conmemora algunos resultados; pero en su conjunto son decepcionantes, aunque en medio del desastre significan algo. Por ejemplo, el ligero aumento de seminaristas el año 2015, cuando los obispos franceses ordenaron un magro centenar de seminaristas, que debieron estudiar en seminarios vacíos. Y este año la diócesis de Vannes conmemoró como una hazaña haber ordenado apenas siete sacerdotes, ¡su récord desde 1968!

Pero la cruda realidad ahí está: según el diario “Le Figaro” en 2014 hubo 140 ordenaciones; en 2015 bajaron a 120 (68 diocesanos y 52 de órdenes religiosas); y la perspectiva para este año es de apenas 87.

Infografía de “Le Figaro” de París muestra el declive de las ordenaciones sacerdotales en Francia

Donde nace la esperanza

Mientras tanto, para el sector del clero apodado tradicionalista la situación se presenta bien diversa. Los números de los tradicionalistas proyectan conclusiones también evidentes pero sumamente esperanzadoras, que se destacan en medio de un horizonte de devastación.

Es digno de nota que el número de novicios o seminaristas de los institutos que proporcionan una formación enteramente tradicional no cesa de aumentar. La espléndida liturgia llamada de San Pío V, las venerables cadencias del latín, las armonías del canto gregoriano, la sotana, las exigencias de austeridad eclesiástica y las firmes enseñanzas de la Iglesia de siempre atraen vocaciones, reclutan sacerdotes y congregan cada vez más fieles, sobre todo entre los jóvenes.

Seminario de la Fraternidad Sacerdotal San Pedro, en Wigratzbad, 2016, uno de los que dan formación según los estilos tradicionales y está lleno de candidatos.

Los sacerdotes según el modelo tradicional en su gran mayoría fueron ordenados en los últimos años, pero ya constituyen el 15% del clero francés. Y los seminarios de los institutos tradicionalistas están repletos: actualmente se están formando en Francia 140 seminaristas de línea restauradora, algo más del 16% de los 840 seminaristas del país.

Este florecimiento se repite en varias naciones de Europa y también, con particular vitalidad, en los Estados Unidos. Y se extiende a países América Latina como México, Brasil, Argentina y Colombia.

En contraste, el clero progresista —que abrazó la vulgaridad igualitaria y desacralizante de nuestra época, volviéndose mundano y permisivo para supuestamente atraer a las masas modernas— solo cosecha descrédito e indiferencia. Convertido en la “sal que no sala” de la terrible advertencia de Nuestro Señor (Mat. 5: 13), sus miembros envejecen fatalmente y arrastran en su decrepitud al propio progresismo, mientras la Tradición revive con todo su brillo y prestigio intacto a los ojos de los fieles.


FUENTE:
http://ipco.org.br/ipco/seminarios-tradicionais-enchem-na-franca-mas-por-cada-padre-ordenado-morrem-oito-modernizados









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