ROMA, EL OBJETIVO FINAL

Atentados en París: ¿Una guerra religiosa planetaria?

Mientras nuestra declinante civilización hija de la modernidad se entrega a las fantasías propias de su estado terminal —por ejemplo, que los niños puedan elegir su “género” independientemente de su sexo, que se permita el asesinato de bebés por nacer, que personas del mismo sexo puedan “casarse”, etc.—, y todo ello con la bendición de algunos eclesiásticos no menos decadentes (¡que incluso proponen premiar con la Comunión sacrílega el pecado de adulterio!), la Providencia Divina parece tener preparado uno de los látigos —no es el único— con que flagelará ese mundo extraviado: el fanatismo islámico.

Ese es el fondo de cuadro de los horrorosos atentados de París. Se repite de manera impresionante, pero inmensamente agravado, el cuadro del poderoso Imperio Romano que abrió las puertas a hordas bárbaras dándoles refugio al sur del Rhin y del Danubio, y después sucumbió a manos de estas, incapaz de resistirles debido a su descomposición moral. La amenaza que pende sobre Occidente nos remite a la profecía de Nuestra Señora de Fátima “varias naciones serán aniquiladas”. El historiador Roberto de Mattei, ya bien conocido de nuestros lectores, nos muestra el fondo religioso y moral del conflicto, en un articulo publicado un mes antes de los atentados (subtítulos nuestros).


LA TERCERA GUERRA MUNDIAL

Roberto de Mattei (*)


Al regreso de su viaje a Corea el 8 de agosto del año pasado, el papa Francisco declaró que “ya hemos entrado en la Tercera Guerra Mundial, sólo que ahora se combate fragmentariamente, por capítulos”.

Una guerra mundial quiere decir una guerra extendida al mundo entero, una contienda a la que no puede escapar nación ni pueblo alguno. Pero en esta ocasión se trata de una guerra fragmentada, porque los actores que intervienen no son sólo los estados, las superpotencias, como en tiempos de la guerra fría. En aquella época, guerra mundial significaba el peligro de una guerra nuclear entre Estados Unidos y Rusia: un conflicto entre dos colosos que inevitablemente habrían arrastrado consigo a naciones menores dentro de sus respectivas esferas de influencia. Hoy en día ninguna de ambas superpotencias tiene el poder que tuvo en otros tiempos.

Dos guerras perdidas por Occidente

El imperio soviético se ha resquebrajado, pero también el estadounidense atraviesa una fase de crisis. Simbólicamente, comenzó a declinar en 2001, cuando se desmoronaron las Torres Gemelas dejando al descubierto la vulnerabilidad de dicho imperio. Ahora bien, la crisis estalló después de las guerras de Afganistán e Iraq. Estas guerras constituyeron un error, ante todo porque no se ganaron y, para una potencia de pretensiones imperiales, una guerra que no se gana debe considerarse una guerra perdida.

También Europa ha perdido una guerra: la de Libia en 2011. Khadafi fue derrocado, Libia se precipitó en el caos y Estado Islámico ha conseguido instalar una posición avanzada en el golfo de Sirte. Un inmenso cráter volcánico se extiende actualmente entre las costas libias, la periferia de Alepo en Siria y la de Bagdad en Iraq; un volcán cuyas erupciones no tienen su origen en fuerzas ciegas de la naturaleza, sino en los terribles errores cometidos por Estados Unidos y la Unión Europea.

Una guerra civil en escala planetaria

Se trata de una guerra civil de alcance mundial, porque es una guerra ideológica y religiosa que se combate en todo el planeta, y de la cual sólo ahora empezamos a comprender su alcance. La primera, aunque no sea la única, expresión de dicha contienda es el Islam. No debemos considerar al Islam un enemigo que sólo amenaza a Europa desde el exterior. El Islam tiene a Europa rodeada, pero ya está dentro de nuestro continente. Ha penetrado en Europa gracias al terrorismo, que todavía no ha estallado con toda su potencia, y también gracias a las masas de inmigrantes que la invaden según un plan claramente programado. Los inmigrantes clandestinos no huyen de la guerra; nos la traen a Europa.

Se trata de una guerra civil de alcance mundial, porque es una guerra ideológica y religiosa que se combate en todo el planeta.

Desde los años noventa está claro que el Islam, en su avance hacia la conquista del continente europeo, sigue dos líneas estratégicas. Una es la línea dura, o sea, la yihad del islamismo radical, que quiere alcanzar la hegemonía mundial valiéndose de la guerra y el terrorismo; durante muchos años, su expresión más avanzada ha sido Al Quaeda, el movimiento de Bin Laden.

La línea “suave”, el llamado “Islam moderado”, se manifiesta ante todo mediante la inmigración y la demografía. Los Hermanos Musulmanes y, en Italia, la Unión de Comunidades y Organizaciones Islámicas (UCOII) son ejemplos de esta estrategia de expansión que actúa dirigiendo las mezquitas, las escuelas coránicas y los centros de enseñanza islámica.

Este ataque a Occidente por medio de dos estrategias complementarias ha experimentado de un año a esta parte una repentina aceleración.

El Estado Islámico y la aceleración de la guerra

La línea yihadista ha conocido un salto cualitativo pasando de Al Quaeda al Estado Islámico (ISIS o, en árabe, Daesh). En un año hemos asistido al nacimiento y desarrollo de un estado islámico que tiene como fines declarados la reconstitución del califato universal que, como ha explicado la mayor especialista en temas islámicos, Bat Ye’Or, no es el sueño de los fundamentalistas, sino el objetivo de todo verdadero musulmán.

La línea yihadista ha conocido un salto cualitativo pasando de Al Quaeda al Estado Islámico.

Pero el fenómeno de aceleración es asimismo característico de la línea yihadista moderada. La inmigración se ha transformado en una invasión masiva —y aparentemente incontenible— de Europa.

Tan sólo en julio de este año han llegado a suelo europeo 107.500 inmigrantes clandestinos, más del triple que en julio del año pasado. Durante el año las solicitudes de asilo han alcanzado, tan sólo en Alemania, la cantidad de 800.000. La impotencia de los gobiernos europeos no revela su incapacidad, sino su complicidad con el plan de islamización del continente.

Tan sólo en julio de este año han llegado a suelo europeo 107.500 inmigrantes clandestinos.

En el último encuentro de Comunión y Liberación en Rimini, en agosto pasado, el P. Douglas Al Bazi declaró que el Estado Islámico no es una degeneración: es el Islam auténtico, genuino, como también es auténtico Islam el Islam político que está tomando el poder mediante los instrumentos democráticos.

Se trata del anverso y el reverso de una misma terrorífica medalla. Dos estrategias complementarias de la misma máquina de guerra.

Existe además el proyecto Eurabia, que tiene por objeto dividir a Europa en dos. La Europa latina y católica, formada por España, Francia e Italia, caería bajo la influencia islámica. El caos económico y social podría trastornar estas naciones, y en un clima de inestabilidad, el terrorismo se asociará a la rebelión de las nuevas masas islámicas. Una nueva Cortina de Hierro dividiría la Europa protestante del norte, bajo influencia alemana y angloamericana, de la del sur, arabizada e islamizada. Sólo desde esta perspectiva puede entenderse la cada vez más frecuente alusión a la conquista de Roma.

“Libia es la puerta para llegar a Roma”. Así se llama la nueva campaña de terror de Estado Islámico en Libia, que ha publicado en Twitter una serie de imágenes que muestran a la Ciudad Eterna en llamas superpuesta a un mapa de Libia con la bandera negra del Califato. En el mensaje tuiteado por un combatiente de Estado Islámico, Abu Gandal el Barkawi, se llama a los yihadistas a “ir a Roma, o Romia, pasando por Libia, que es la puerta para acceder a Roma”. En su mensaje, Barkawi añade: “Los ejércitos otomanos se han lanzado y han sitiado a Roma tras haber conquistado Libia al sur de Italia” (Agencia Ansa.it, 25 agosto de 2015 ).

No se trata de afirmaciones aisladas. Es el mismo objetivo anunciado hace más de diez años por el imán Yusuf al Qaradawi, principal representante de los Hermanos Musulmanes, quien tras haber dirigido la “primavera árabe” en Egipto ha sido condenado a muerte en ausencia por el tribunal de lo penal de El Cairo, el pasado 16 de junio.

Roma sigue siendo el corazón del mundo, el centro del Cristianismo.

Objetivo religioso: conquistar Roma

Qaradawi es presidente del Consejo Europeo de Fatwa e Investigación, con sede en Dublín, punto de referencia teológico de las organizaciones islámicas vinculadas a los Hermanos Musulmanes. Sus ideas, difundidas a través del canal Al Yazira, influencian a un sector considerable del Islam contemporáneo. Para los Hermanos Musulmanes, al igual que para Estado Islámico, el objetivo final no es París ni Nueva York, sino la ciudad de Roma, centro de la única religión que el Islam ha tratado de destruir desde su nacimiento.

El objetivo es Roma, porque la guerra que se está librando, antes que económica, política o demográfica es, como siempre, religiosa. Porque de Roma salió la fuerza moral que derrotó al Islam en 1571 en Lepanto y en 1683 en Viena. El verdadero enemigo no son los Estados Unidos ni el estado de Israel, que no existían cuando el Islam llegó a las puertas de Viena en 1683, sino que es la Iglesia Católica y la civilización cristiana, de la cual la religión de Mahoma no es sino una diabólica parodia.

El papa Francisco no es San Pio V [NT –El gran articulador de la victoria de las armas cristianas en Lepanto], pero Roma sigue siendo el corazón del mundo, el centro del Cristianismo, cuya fuerza reside en Jesucristo, que es quien ha fundado su Iglesia y la sigue guiando. Tenemos que entender lo que significa Roma para el Islam. Y sobre todo debemos comprender qué debe significar Roma para nosotros. En esta guerra a nivel planetario sólo se puede lograr la victoria a través de la fuerza religiosa y moral de Roma.


(*) FUENTE: “Radici Cristiane” N° 108, octubre de 2015.









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Mensajes

  • http://caminante-wanderer.blogspot.com.ar/2015/11/quien-cantara-su-cancion.html

    Fue un viernes 13, dies nefastus para el cristianismo occidental.
    Fue un viernes el día en que los judíos dieron muerte al Hijo de Dios, y por eso, el viernes es día penitencial, tanto en la iglesia latina como en la iglesia oriental.
    Y el número 13 fue considerado por muchas culturas como un número nefasto: desde el malvado Loki, que era el 13º dios en la mitología vikinga, al el viernes 13 de octubre de 1307, cuando fueron condenados y quemados en la hoguera los templarios en Francia.
    Hace pocos días, el viernes 13 de noviembre de 2015, fueron asesinados en París más de un centenar de personas por los hijos del Profeta. La mayoría de los muertos se encontraban participando del concierto de una banda de hard rock llamada Eagle of Death, Las águilas de la muerte. Según explica el Daily Mail, y lo que puede escucharse en el video grabado cuando se inició el ataque, la canción que las Águilas interpretaban era una de sus más conocidas: “Kiss the Devil”, es decir, “Besa al diablo”. Aquí pueden leer su letra y escucharla.
    Esta es la traducción:

    ¿Quién cantará esta canción?
    ¿Quién amará al diablo y a su canción?
    .....

  • Isis, Al Queda, y su genocidio anti catolicos, nos cuestiona averca de si es fanatismo musulman o no?
    Sabemos que algunos de sus lideres son de formacion universitaria secularista e izquierdista.
    Crremos que esos movimientos musulmaners es la manipulacion del Islam, algo parecido a la teologia de la liberacion izquierdista.
    El Islam por sus carencias en ley natural y su perversion de tesis crustianas, es facilmente manipulable en pro de un izquierdismo genocida y brital.

  • Sin duda el derrumbe del imperio Romano tuvo una relación directa con la decadencia moral similar a la vivida actualmente en muchas sociedades. Es importante hacer un paralelismo entre el avance del islam en tiempos de las cruzadas y el avance del islam actual. Esto podría sugerir un poco el futuro.

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