UNA OPORTUNA REFLEXIÓN

El Papa Francisco en Cuba: Comunicado de la TFP norteamericana

El día 16 de septiembre, en vísperas de la llegada del Papa Francisco a Cuba, la Sociedad Norteamericana de Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad - TFP ha compartido algunas reflexiones sobre puntos cruciales de esa visita papal con el público norteamericano, que por su actualidad y oportunidad ofrecemos aquí a nuestros lectores.


¿LIBERTAD PARA LA ISLA-CÁRCEL, U OXÍGENO PARA CONSOLIDAR UNA CRUEL DICTADURA?


El próximo viaje del Papa Francisco a Cuba constituirá la tercera visita papal a la isla-cárcel. De modo similar a las dos visitas anteriores —la de Juan Pablo II en 1998 y la del Papa Benedicto XVI in 2012—, muchas hipótesis están siendo levantadas sobre lo que podría ocurrir durante y después de la visita papal a una isla que continúa siendo dominada por una cruel dictadura comunista ¡después de seis largas décadas!

Antes de los dos viajes precedentes, la expectativa de muchos amantes de la libertad era que las visitas papales contribuirían no sólo a fortalecer los derechos de una Iglesia subyugada y dar aliento a las filas católicas diezmadas, estranguladas y sofocadas por el régimen, sino que además traerían brisas frescas de libertad a la otrora Perla de las Antillas.

Lamentablemente, esas esperanzas han sido cruelmente desmentidas por la realidad.

Durante la visita de Juan Pablo II pudo verse de qué manera se hizo efectivo su histórico llamado a que el mundo se abriese a Cuba, y Cuba se abriese al mundo. De hecho, el mundo político, económico y eclesiástico se abrió aun más al régimen, el cual, así fortalecido política y económicamente, y con su prestigio publicitario incrementado, mantuvo la isla-prisión cerrada. Sorprendentemente, el propio augusto visitante llegó a elogiar, en conversación con periodistas, los pretendidos “logros” del régimen en materia de salud y educación, los cuales, como muchos especialistas han notado, son en realidad instrumentos de deformación ideológica y moral, y de control social sobre la población. Maestros y médicos son mitad profesionales y mitad funcionarios al servicio del Partido Comunista y de los órganos de seguridad. En resumen, del punto de vista de las perspectivas de libertad para el pueblo cubano, la visita fue un verdadero fiasco, un desastre.

Desde ese mismo punto de vista, el viaje de Benedicto XVI no llevó a mejores resultados. Incluso causó honda extrañeza a los cubanos de dentro y fuera de la isla, y de los amantes de la libertad en el mundo entero, la entrevista concedida por el hoy Papa Emérito al veterano dictador Fidel Castro, que en la práctica contribuyó a prestigiar el régimen comunista y a derribar las barreras psicológicas de horror hacia este.

Desafortunadamente, las perspectivas del viaje del actual Pontífice no son mejores. El propio Papa Francisco se ha mostrado como un artífice fundamental de la gigantesca y renovada abertura diplomática y financiera al régimen, incluso por parte del Gobierno norteamericano. Los dividendos de esta apertura para el régimen cubano han sido enormes, y alcanzaron un clímax mediático con la entrevista que el Santo Padre concedió al déspota Raúl Castro en Roma, en mayo de 2015.

A tal respecto el legendario ex prisionero político Armando Valladares, que pasó 22 años en las mazmorras castristas, escribió: “el pontífice Francisco recibió al tirano Raúl Castro y, en medio de sonrisas y amabilidades mutuas, estrechó largamente sus manos ensangrentadas, llegando a pedir al líder comunista que rezara por él”, en un encuentro que constituyó “una escena escalofriante y estremecedora que, ante Dios y la Historia, marcará de manera indeleble el actual pontificado”.

In 1974 el entonces Secretario de Asuntos Públicos de la Iglesia, monseñor Agostino Casaroli, visitó la infeliz isla y después, haciendo un balance de su estadía, sorprendentemente declaró a la prensa que “los católicos que viven en Cuba son felices dentro del régimen socialista”, léase comunista.

A ese respecto, y en el contexto de la insólita política de distensión que el Vaticano llevaba a cabo con los gobiernos comunistas, Plinio Corrêa de Oliveira escribió una memorable declaración titulada La política de distensión del Vaticano con los gobiernos comunistas - Para la TFP: ¿omitirse o resistir?  [1] en la cual, después de analizar diversos lances importantes y estremecedores de esa Ostpolitik [NT – “Política con el Este”, es decir con los gobiernos entonces comunistas de Europa oriental], reafirmaba el pleno derecho de los católicos de discordar y de resistir a esa aproximación diplomática.

Hoy, pasados 41 años de aquel histórico lance de opinión, la reafirmación por parte del líder católico brasileño de ese derecho de los fieles católicos de resistir a las orientaciones diplomáticas de la Santa Sede, en la medida en que favorezcan al comunismo, cobra enorme actualidad y vigencia.

Tras el colapso del comunismo en Europa, la enigmática Ostpolitik con Cuba prosiguió sin embargo en una escalada vertiginosa, viéndose a Cardenales, secretarios de Estado y hasta Pontífices derrochando increíbles elogios a las figuras del régimen y sus supuestos “logros”.

Monseñor Césa Zacchi —en la foto, a la derecha de Fidel Castro— ofrece una recepción en el Palacio de la Nunciatura con motivo de su consagración como obispo de Zella. Al acto asistió monseñor Clarizzo —a la izquierda del dictador— entonces Delegado Apostólico en Canadá.

Una cronología de esos hechos puede encontrarse en bien documentados estudios publicados por exiliados cubanos, que están disponibles gratuitamente en Internet.

Existe una extraña continuidad de esta Ostpolitik con el castrocomunismo, iniciada antes incluso de las desafortunadas palabras del entonces secretario para los Asuntos Públicos del Vaticano sobre la pretendida “felicidad” de los católicos cubanos, y llevada a cabo ininterrumpidamente hasta el pedido de oraciones hecho por el Papa Francisco al sanguinario dictador Raúl Castro, y ahora con su viaje a Cuba. Es en ese contexto que, según el citado ex preso político Armando Valladares, “se levantan las más graves preguntas, no solamente sobre Castro y sus secuaces, sino sobre las intenciones de fondo de la ’ostpolitik’ vaticana con relación al comunismo cubano, a sus objetivos y a sus metas: ¿qué se pretende?; ¿hacia dónde se va?; ¿hasta dónde se pretende llegar?; ¿y cuáles son las consecuencias para la fe y la doctrina católica, de estas actitudes tan discordantes de la enseñanza tradicional de la Iglesia sobre el comunismo ’satánico’ e ’intrínsecamente perverso’?"

Son estas las reflexiones que la TFP norteamericana desea compartir con sus compatriotas en vísperas de la llegada del Papa Francisco a Cuba, pidiendo a la Virgen de la Caridad, Patrona de Cuba, que en esta hora crucial conceda al pueblo cubano todas las gracias necesarias para alcanzar la tan esperada libertad.

16 de Septiembre de 2015

The American TFP












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