Imágenes salvadas de desastres: ¿qué significan?
Hace algunas semanas las redes sociales se hicieron eco de un extraordinario suceso ocurrido a fines de julio en un cuartel militar español próximo a Madrid. En esos días una ola de calor seco procedente del África ocasionó temperaturas excepcionalmente altas en el suroeste de Europa, y particularmente en España. Ello provocó que en el predio de la base militar de El Goloso, asiento de la brigada de Infantería Blindada “Guadarrama” , se desatara el día 30 de julio un incendio incontrolable, que calcinó una importante porción de terreno.
Cuando finalmente el fuego fue dominado, para sorpresa de los militares se comprobó que en medio del pasto carbonizado se hallaba intacta una blanca imagen de Nuestra Señora de Lourdes.
La sorpresa aumentó cuando los uniformados descubrieron que, en un radio de poco más de 1 metro alrededor de la imagen, el pasto no había sido alcanzado por el fuego, y que las flores colocadas en floreros delante y a los lados de la Virgen estaban frescas y lozanas.
Los militares no conseguían explicar cómo fue posible que la imagen y las flores nada sufriesen: el humo y el calor ni siquiera las habían tiznado o marchitado.
Al difundirse el suceso por las redes sociales no faltó quien supusiera que se trató de un montaje. No obstante, la investigación realizada para esclarecer el caso reveló que tal suposición era totalmente infundada.
En las fotografías puede apreciarse que toda la vegetación está quemada, con excepción de un círculo en torno de la imagen.
En realidad, la mayoría de los soldados ni siquiera sabía que hubiese en el terreno esa pequeña estatua de la Virgen de Lourdes, pese a que hacían las rutinarias rondas de vigilancia.
Apenas algunos soldados le tenían una devoción especial, y se habían encomendado a ella. Ocasionalmente esa misma imagen había participado en actos oficiales en la base militar.
La dimensión restringida del caso no comportaba una investigación científica de alto nivel. El expediente abierto por las autoridades de la base pareció suficiente para esclarecer los aspectos naturales del suceso: el fuego se había detenido justamente alrededor de la imagen.
Queda, no obstante, una incógnita: ¿por qué y cómo el fuego se detuvo?
Entran aquí realidades que el conocimiento humano no consigue descifrar, pero la fe explica. Y la ciencia humana y la fe, cooperando sin confundirse, contribuyen para la interpretación cierta.
Del punto de vista de la fe, el suceso fue revelador de una protección especial de la Virgen para aquella imagen, por lo demás, tan sencilla y sin pretensiones. Fue también un aliento para el grupo de sus devotos en el cuartel.
Y para todo el mundo, fue una lección más. No es la primera vez que en los últimos años suceden hechos similares con imágenes de la Virgen salvadas de catástrofes. Se las vio en el terrible aluvión que cubrió Teresópolis (Brasil) en 2011, en el devastador incendio que consumió un barrio entero de Nueva York durante el huracán Sandy en 2012, en el tifón Haiyan y en el posterior terremoto que asolaron Filipinas en 2013, entre otros ejemplos que se podrían mencionar. Son siempre imágenes de la Madre de Dios que permanecen a salvo contra toda probabilidad.
Esa serie de hechos parece contener un mensaje y una invitación para los hombres de fe: catástrofes inesperadas podrán abatirse sobre un mundo cuya situación moral lo expone cada vez más a males y amenazas de todo tipo.
Pero para aquellos que, en esta terrible crisis moral, hayan guardado vivo el amor y la confianza en la Madre de Dios, frente a eventuales calamidades que no conseguimos siquiera imaginar, su devoción les hará acreedores a una protección especial de la Santísima Virgen. Ella será el escudo protector que les permitirá atravesar incólumes las pruebas más terribles e inesperadas.
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