La “generación pro vida” acabará con el aborto
Durante los feriados por el Día de la Independencia en Estados Unidos, a comienzos de julio, la rama estudiantil de la TFP de ese país realizó en su sede de Lafayette, Luisiana, una nueva edición de su campamento anual para jóvenes, denominado Call to Chivalry ” “Un llamado a la Caballería” .
El evento tuvo este año un récord de participantes, procedentes de varios estados del Sur. En esos atrayentes eventos, durante varios días los muchachos reciben una variada formación, consistente en reuniones de doctrina católica e Historia; actos de piedad que los ponen en contacto con la insuperable belleza de la liturgia tradicional; juegos medievales, pruebas de destreza y resistencia propias de su edad, búsqueda del tesoro, etc.
No faltó una cena medieval de despedida, en la cual, acompañados por sus padres, los muchachos “arrasaron” con el imponente castillo-fortaleza que les fue ofrecido de postre...
Ejercitando el espíritu de militancia católica
Esa formación los prepara para ser católicos al mismo tiempo practicantes y militantes, es decir, para asumir plenamente la condición de “soldados de Cristo” que les confiere el sacramento de la Confirmación. De esa manera llegarán a ser verdaderos caballeros, hombres de valor capaces de defender su fe en cualquier circunstancia.
Y ser católico militante hoy significa ser contrarrevolucionario, o sea oponerse al proceso revolucionario que viene destruyendo la civilización cristiana. A la vanguardia de ese proceso está la revolución sexual, demoledora de la familia, que tiene como una de sus puntas de lanza el intento de legitimar el aborto en todo el mundo.
Promover el asesinato de seres humanos no nacidos, inocentes e indefensos, es propio de mentes perversas; más aún cuando se pretende convertir ese crimen abominable ”así calificado por la Iglesia” en un fantasioso “derecho reproductivo” .
Por esa razón, y para ejercitar en los jóvenes el espíritu de militancia, la novedad en este campamento fue que, además del atractivo programa habitual, los novatos tuvieron su “bautismo de fuego” en campañas públicas de la TFP, participando de una manifestación contra el aborto en Nueva Orleans. ¡Y vaya si lo hicieron bien!
En esa ciudad la tristemente famosa Planned Parenthood está construyendo una nueva clínica de abortos, a pesar de haberse visto obligada a cerrar otras en varios estados, por falta de clientes (el aborto está en franco retroceso en Estados Unidos, gracias a las sostenidas campañas provida).
La TFP decidió entonces hacer una protesta pública contra esa clínica. Mientras sus miembros realizaban la campaña por las calles, los participantes del campamento los apoyaron sumándose a un plantón frente al local de Planned Parenthood.
Allí rezaron el Rosario en reparación por las vidas inocentes sacrificadas, vocearon eslóganes, exhibieron fajas y pancartas con originales frases de impacto, invitaban a los automovilistas a tocar la bocina a favor de la vida, y distribuyeron volantes.
La hora de la “generación pro vida”
Por cierto tuvieron que enfrentar también la hostilidad de la exigua minoría pro aborto. Pero sobre todo pudieron comprobar cómo los argumentos de doctrina católica en defensa del niño no nacido impactan en la población y atraen la adhesión y la simpatía de la gran mayoría.
Actualmente, la llamada Pro-life Generation ya se manifiesta activa y multitudinariamente por todo el territorio norteamericano, y sus campañas van conquistando la mente y el corazón del país. Ese movimiento de jóvenes contra el aborto ya se ha extendido a todo el mundo, incluso al Perú ”las grandes manifestaciones realizadas este año en varias capitales del país dan testimonio de ello” y no cesa de expandirse.
Las TFPs y asociaciones afines de todo el mundo, en cuanto polo de pensamiento católico colaboran para consolidar ese movimiento, ayudándole a trazar metas y perfeccionar métodos.
La “Generación pro vida” entra así en el escenario de la Historia, con un único objetivo: acabar con el aborto legal. Y una única certeza: ella lo logrará, porque tiene a Dios de su lado.
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