SORPRESAS DE LA POSTMODERNIDAD

La religión regresa a los campus

Varias veces nos hemos ocupado de la renovada atracción hacia los valores tradicionales que se advierte en todo Occidente, y más específicamente entre los jóvenes. Este auspicioso fenómeno llega ahora a un ambiente que se suponía completamente dominado por el laicismo: las Universidades norteamericanas. En ellas crece la religiosidad estudiantil, descrita por los investigadores Douglas y Rhonda Hustedt Jacobsen [7] en su reciente libro No longer invisible: Religion in University Education (“No más invisible: La religión en la educación universitaria” - Oxford University Press, 2012).
Transcribimos una sustanciosa reseña del libro, presentada por el blog “The Daily Beast” [8], del 23-12-2012, a la que hemos intercalado algunos breves comentarios.

CÓMO LA RELIGIÓN ESTÁ RETORNANDO
A LOS CAMPUS

Un dramático cambio en el panorama global ha convertido nuevamente a la religión en una cuestión apremiante dentro de los campus. (...)

Uno de cada tres norteamericanos menores de 30 años declara no estar afiliado a ninguna religión [9], por lo que puede causar sorpresa enterarse que la religión está haciendo su regreso a los campus norteamericanos. No es que los campus se hayan vuelto lugares santos ni que los zelotes [10], hayan tomado allí el mando. Pero la religión ya no es más marginada de la vida del campus como lo era en el siglo XX. Hace una generación atrás, muchos norteamericanos y muchas universidades podían vivir con el mito de que la religión era un asunto meramente privado, pero hoy nadie cuestiona que la religión puede tener poderosos efectos sobre los individuos y las sociedades.

  • Comentario: O sea, que el laicismo se está quedando sin piso...

Durante los últimos cuatro años, como directores del proyecto Religión en la Academia hemos recorrido todo el país visitando más de 50 centros de educación superior. Hemos hablado con cientos de autoridades, administradores y estudiantes sobre las muchas maneras como ellos se están vinculando a la religión, y salimos de esas conversaciones con una nueva sensación de que añadir religión al mix universitario —en la forma de nuevos programas de vida estudiantil, pero también en el currículum, en centros de estudio y programas de investigación, así como en servicios a la comunidad— puede ser una neta ganancia educativa para todos.

Miembros de TFP Student Action en campaña a favor de la familia tradicional en la famosa Universidad de California, en Berkeley.

El actual interés por la religión viene de la base, y representa un cambio significativo con relación al pasado. Desde los tiempos coloniales y durante el siglo XIX, lo característico era que la religión fuese impuesta a los estudiantes desde arriba. Ahora, son los propios alumnos los que están conduciendo un nuevo compromiso con la religión. Para ellos, la religión no es necesariamente la religión «organizada» pasada de moda, transmitida por sus mayores, sino más bien una exploración personal de significado, finalidad, valores y diversidad global, algo que muchos de ellos llamarían «espiritualidad» más que «religión».

  • Comentario: Este detalle es interesantísimo. En el siglo XX, en tiempos en que subsistía una aparente estabilidad, la religión se volvió conformista, aburguesada, e incluso —como ocurrió con la llamada crisis posconciliar en la Iglesia Católica— se dejó impregnar por los gérmenes de decadencia que corroían al Occidente, en vez de denunciarlos y combatirlos. Hoy, todo eso está pasado de moda: la vertiginosa desestabilización actual, que los jóvenes experimentan a flor de piel —en su vida personal, familiar, social— los lleva a buscar causas y principios que den sentido y estabilidad a sus vidas, y que sólo la fe puede darles.
La universitaria católica Amber Henry (19), de Miami, reza durante un evento dirigido por organizaciones cristianas frente a la Corte Suprema, como parte de la campaña "A rodear la Corte en oración", en la víspera de la audiencia sobre la legislación del sistema de salud del presidente Obama, en Washington, el 25 de marzo de 2012 (Foto: Jacquelyn Martin/AP)

Esto resalta la principal diferencia entre la religión que retorna a los campus y la religión del pasado. Es muy difícil trazar hoy una línea clara que separe la «religión» del amplio espectro de actitudes de la vida «secular» también presentes en los campus. Si bien las personas pueden referirse de diversas maneras a los valores y compromisos que dan forma a sus vidas —religión, espiritualidad, humanismo, secularismo o agnosticismo—, de hecho se están refiriendo a valores y compromisos que funcionan social y psicológicamente de manera muy similar. En muchos campus, la definición de vida religiosa se ha expandido hasta abarcar todas las inquietudes religiosas, espirituales, morales y éticas de los estudiantes.

  • Comentario: Otro detalle interesantísimo. Cada vez más se nota que ningún valor espiritual está desvinculado de la religión, y que la separación de los campos religioso y temporal en compartimentos estancos, tal como la quiso imponer el laicismo, es irreal y absurda.

Casi sin excepción, los actuales estudiantes de centros superiores tienen amigos que son miembros de otras religiones históricas, y quieren que se sientan cómodos. Este deseo de hospitalidad hacia los de diferentes creencias es notorio en todo el país. Los líderes estudiantiles de una organización judía nos contaron que ellos querían que su centro Hillel sea un lugar donde todos, no sólo los judíos, se sientan bienvenidos y en su casa. El MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) tiene un capellán para estudiantes zoroastristas. La Academia de la Fuerza Aérea tiene un santuario wiccano [11] en su campus junto a su gran capilla protestante. La Universidad Juvenil de Brigham, en Salt Lake City, mantiene su carácter sólidamente mormón, pero ahora tiene también un lugar designado para oraciones islámicas.

  • Comentario: Esta “ensalada” religiosa, acogiendo cultos exóticos y hasta extravagantes, parece un intento de desviar esa nueva religiosidad hacia aberraciones que la desacrediten, para así neutralizarla. Pero la religiosidad está ahí, y cabe a los católicos aprovecharla para hacer resplandecer la verdadera Fe. Tal como lo hace TFP Student Action, que hoy cuenta con adherentes en más de 800 universidades norteamericanas.
Voluntarios de TFP Student Action en campaña en la Universidad George Washington, de la Capital norteamericana.

Algunas instituciones están entusiasmadas por este nuevo compromiso; otras están preocupadas. Encontramos que los profesores más jóvenes están casi siempre más interesados en el tema de la religión que sus colegas mayores, quienes completaron su preparación académica en el apogeo laicista de finales del siglo XX. Esto no significa que los profesionales más jóvenes estén necesariamente mejor dispuestos hacia la religión, pero se sienten más confortables en debatirla. Crecieron en un mundo en que la religión es parte del noticiero diario, y donde las influencias de la religión en la vida pública y personal parecen obvias.

  • Comentario: Realidades "obvias", pero que hasta hace poco los laicistas negaban a rajatabla...

También encontramos que las escuelas de elite tienden a ser menos abiertas a la religión que las que no son de elite. Cuando el comité general de revisión de la educación de Harvard sugirió recientemente añadir un curso sobre «fe y razón» como requisito para la graduación, la universidad desistió después de que algunos profesores opusieron resistencia [12]. En contraste, las universidades locales frecuentemente acogen el compromiso con la religión, en parte porque atienden a muchos estudiantes que aún viven en sus casas, integrados en sus comunidades de fe del lugar, quienes naturalmente llevan inquietudes religiosas al proceso de aprendizaje.

Los estudiantes cristianos evangélicos suelen ser vistos al mismo tiempo como la bendición y la pesadilla de los campus religiosamente activos. Dado que los evangélicos componen el subgrupo religioso mayor y más visible en la sociedad norteamericana, no sorprende que también suelan ser el grupo religioso más visible en los campus. Tampoco sorprende que sean proselitistas: están convencidos de la rectitud de sus ideas y están ávidos de «compartir» su fe con quienes los rodean, lo cual puede tornar espinosa su relación con los compañeros de otras creencias.

Pero esta claridad evangélica sobre sus propias convicciones hace que quienes los rodean se articulen mejor con relación a sus propios valores y compromisos. El departamento de Religión de la Universidad de Princeton, por ejemplo, pide a los alumnos que analicen temas polémicos a la luz de las particularidades religiosas que los estudiantes llevan a clase. El objetivo es dar a los estudiantes la oportunidad de practicar el obsoleto arte político de hablar con inteligencia y respeto, así como exponiendo argumentos, contra el oponente ideológico.

  • Comentario: En ese respetuoso (¿y por qué "obsoleto"?) arte de confrontar argumentos, los católicos tienen todas las de ganar, desde que sean instruidos en su fe y coherentes con ella.

El regreso de la religión a la educación superior no deja de tener costos. Prestar una mayor atención a la religión significa reconocer diferencias muy reales, y las discrepancias pueden ser intensas.

  • Comentario: Esos “costos”, en verdad, son pura ganancia. Reconocer las diferencias, como las discrepancias, en la medida en que ayude a clarificar y definir posiciones, es lo más sano que puede haber, pues rompe el marasmo de indiferentismo que campeaba en las Universidades y permite que la Verdad católica pueda mostrarse. Como dice el refrán francés: “La verdad, para ser creída, sólo pide una cosa, ser escuchada”.

Pero el reavivar religioso tiene un enorme beneficio: prepara a los alumnos para la vida en el mundo real, donde la religión es un factor de importancia en la política, en las cuestiones locales e internacionales, en las relaciones interpersonales, y en las búsquedas para dar significado y objetivo a la propia existencia.

  • Comentario: Al destacar el “enorme beneficio” que puede acarrear este renacer de la religiosidad para la vida en el mundo real, se entiende por qué la mediocracia, tanto liberal como de izquierda, finge ignorar ese fenómeno como si él no existiese: es que, aunque aparenten divergir entre ellos, en el fondo esos medios sirven todos a una misma revolución cultural corruptora de las costumbres, y temen que el retorno de la religión a los campus signifique para la marcha de esa revolución un obstáculo considerable, quizás insalvable.
  • En resumen, el artículo es un ejemplo más de lo que afirmaba el profesor Plinio Corrêa de Oliveira hace casi 20 años: a pesar de su poderío aparente, la Revolución anticristiana entró en su ocaso: la falta de sustento en la opinión pública hace de ella, cada vez más, un ídolo con pies de barro.
  • Sí, caminamos hacia el momento en que se solicitará que el último laicista en salir apague la luz...






[1Douglas Jacobsen y Rhonda Hustedt Jacobsen son profesores en el Messiah College de Grantham, Pensilvania.

[3Douglas Jacobsen y Rhonda Hustedt Jacobsen son profesores en el Messiah College de Grantham, Pensilvania.

[5Douglas Jacobsen y Rhonda Hustedt Jacobsen son profesores en el Messiah College de Grantham, Pensilvania.

[7Douglas Jacobsen y Rhonda Hustedt Jacobsen son profesores en el Messiah College de Grantham, Pensilvania.

[10Zelotes: Facción de fanáticos integristas del judaísmo, en tiempos de la dominación romana.

[11Wiccanos – Secta pagana con prácticas de brujería, surgida en Inglaterra a mediados de siglo XX.





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