CÓMO SE MONTA UN ENGAÑO

Otra encuesta falseada, y ya van...

Mons. Juan Luis Cipriani, Cardenal Arzobispo de Lima

Cada vez va quedando más claro que la verdad y la izquierda no se llevan bien —o si se prefiere, que la izquierda y el engaño se llevan demasiado bien.

Una muestra reciente de ello la ofrece el reciente titular de primera plana de un diario izquierdista limeño, que apunta a uno de sus blancos favoritos, el Cardenal Arzobispo de Lima, a propósito de la justa sanción que éste impuso al P. Gastón Garatea.

Aparentemente el diario no se conformó con que el Primado del Perú le haya quitado el uso de órdenes en Lima al controvertido sacerdote, cuyas posiciones revolucionarias en materia de homosexualismo, aborto, celibato, etc., lo convirtieron en un ícono de la izquierda. Y entonces forjó una “encuesta” supuestamente desfavorable al Cardenal, según la cual el 71% de los encuestados apoyan al P. Garatea y se oponen a la sanción que se le aplicó.

Ese mismo día un comunicado del Arzobispado de Lima puso las cosas en su lugar, al demostrar que las cifras de la encuesta, a cargo de la empresa GFK, estaban falseadas: de las 1400 personas que respondieron, sólo 395 —o sea el 28,2%— desaprueban la sanción. Pero aún faltaría indagar cuántas de ellas respondieron con real conocimiento de causa. Y no parece que hayan sido muchas... Vamos a los hechos:

Las omisiones que invalidan la encuesta

La encuesta formula dos preguntas sobre el caso:
1) Si la persona "ha escuchado" que el Cardenal Cipriani suspendió del uso de órdenes al P. Garatea; 2) Si "está de acuerdo" con esa medida. Pero... omite dos preguntas fundamentales: 1) Si la persona conoce los hechos que motivaron esa sanción, es decir, los graves errores doctrinales en que incurrió el sacerdote;
2) Si sabe que el P. Garatea ya había sido advertido sobre sus faltas, varias veces y durante años, antes de ser sancionado, pero no se corrigió. O sea que a su prédica en conflicto con las enseñanzas de la Iglesia, el sacerdote añadió la indisciplina.

Para pronunciarse sobre cualquier tema es necesario ante todo conocerlo bien, saber de lo que se trata. Si en la encuesta faltaron las preguntas que mencionamos, entonces no se sabe cuántos de los que respondieron ignoraban la causa de la sanción —dato absolutamente indispensable para la comprensión del caso— y fueron inducidos a opinar tan sólo en función de lo que han escuchado(sabe Dios de qué fuentes —tal vez hasta simples rumores— y deformado de qué manera...), tal como les indica la encuesta. Con un cuestionario tan vago, puede presumirse que muchos respondieron sin tener conocimiento suficiente de lo ocurrido.

Opinando de lo que no se sabe... y no se puede saber

Y difícilmente podrían conocerlo, ya que por razones de caridad —esto importa resaltarlo— la Iglesia siempre trata los asuntos disciplinarios con suma discreción, en estricto privado y sin darles publicidad, salvo en casos de fuerza mayor. Fueron círculos afines al propio sacerdote los que divulgaron la sanción, pero sin nunca especificar las razones de la misma (que nadie conoce a ciencia cierta fuera de los propios involucrados, ya que la documentación al respecto es reservada y sería delito divulgarla sin autorización). Sólo consta que habrían sido las bien conocidas posiciones del sacerdote, conflictantes con la doctrina católica, las que motivaron esa medida disciplinaria.

P. GarateaPor tanto, la gente común —los peruanos de a pie— simplemente no estaba en capacidad de emitir juicio sobre el asunto. Porque en el mejor de los casos, su opinión se basaría en simples conjeturas.

La conclusión obvia es, pues, que se trató de una encuesta nula: viciada en su fomulación, falseada de antemano, técnicamente inválida... Todo muy de acuerdo a los métodos de la izquierda peruana, para la cual parece que todo vale —hasta el engaño—, cuando se trate de atacar a la Iglesia Católica.











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Mensajes

  • Amigos tradicionalistas no pierdan la calma y no sean a veces tan cuadriculados, muchos homosexuales son gente muy respetable, cumplen mejor sus deberes como ciudadanos que muchos heterosexuales, y además pienso que mucha gente a los cuales se les ha encuestado sobre este caso han estado bien informados y son como Uds. y como yo católicos practicantes, pero algo que no me gustó de su anterior artículo fue que no reconocen lo bueno de las personas solo porque no apoyan lo que Uds. creen, por ejemplo el Sr. Alberto Isola es una persona honorable, amigos no sean soberbios, no le estén sacando los “trapitos sucios” a la gente, no miren la paja en el ojo ajeno sin ver la viga en el propio, todos cometemos errores. El cura Garatea, que es una persona buena y honorable, está en contra del matrimonio homosexual lo que apoya es la unión civil por una cuestión de justicia porque no se pueden quedar en el aire sin derecho a heredar solo por ser homosexuales. Hay que darle una viabilidad legal. Eso es ser humano. Ahora si les doy toda la razón en el sentido que el padre Garatea deber RESPETAR Y ACATAR lo que nuestra Iglesia dictamina pues forma parte de ella y si no le gusta que se vaya a fundar su propia “Iglesia”, en su condición de sacerdote no le correspondía abordar ese tema en los medios sino a otras personas independientes que no forman parte del núcleo, con su actitud le está haciendo daño a la Iglesia al no acatar, pero nuestro Cardenal ha debido de ser más tolerante y seguir dialogando para evitar escándalos ese fue el error.

    • Carpe Diem, ¿qué debe pensar un católico bien formado de su comentario? —Que es una fábula peligrosa.

      Ud. se declara católico practicante, pero sostiene que los homosexuales son "gente muy respetable" —a pesar de que su estilo de vida constituye un pecado de los más graves—, que el sancionado P. Garatea es "bueno y honorable" —a pesar de profesar posturas doctrinales conflictantes con las enseñanzas de la Iglesia—, que el Sr. Isola (a pesar de declaró que la homosexualidad es "parte de mi vida") es también "una persona honorable", etc.

      Pero al mismo tiempo nos califica a nosotros, fieles católicos, de "soberbios" por mostar la disonancia de esas personas con el Magisterio de la Iglesia, que las inhabilita para opinar de temas eclesiásticos internos, y nos acusa de sacarles "los trapitos al sol". Pero en verdad esos "trapitos" ya estaban plenamente al sol, porque corresponden a acciones públicas de esos y otros personajes.

      Entonces preguntamos: ¿para Ud. sólo son "honorables" y "respetables" quienes trasgreden por palabras y actos la doctrina y la moral de la Iglesia Católica, y "soberbios" quienes la defienden? Sinceramente no entendemos ese singular "catolicismo"; más bien nos recuerda la previsión de San Pablo: "Vendrá un tiempo en que [los hombres] no soportarán la sana doctrina, sino que, teniendo una comezón extemada de oír, se buscarán maestros siguiendo sus propias concupiscencias. Cerrarán sus oídos a la verdad, y los aplicarán a las fábulas" (II Tim., 4, 3-4).

      Parecería que está llegando ese tiempo previsto por el Apóstol: la fábula, en este caso, es la del pecador supuestamente "honorable" y "respetable", aunque sea un militante de la transgresión a la Ley de Dios y del desprecio a las verdades del Evangelio: una contradicción absurda, que de católico no tiene nada...

  • Cuando a una persona se le está realizando una encuesta ésta debe estar bien planteada desde un comienzo, las preguntas deben formularse de manera clara, objetiva, sin omitir absolutamente nada para poder obtener datos reales de lo contrario se obtiene información sesgada basada en conjeturas o falta de conocimiento de los hechos por parte de los encuestados lo que le quita valor y credibilidad a los resultados que arroja la encuesta. Si eso ha ocurrido en este caso entonces habría que realizar una nueva encuesta. Mi opinión en el caso del padre Gastón Garatea, si me lo permiten, es que debió respetar la posición de la Iglesia Católica pues forma parte de ella, tiene todo el derecho de tener su opinión particular sobre algún tema pero si advirtió que su punto de vista en los medios de comunicación era controversial debió guardar silencio por la tranquilidad de la Iglesia, además no debe perder la perspectiva y la esencia de su misión como Sacerdote, porque a veces sirviendo a los pobres uno puede sin querer sentirse alguien especial, si a él le ha tocado formar parte de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, presidir la Mesa de Concertación de Lucha contra la Pobreza o ser asesor en temas de Responsabilidad Social en la Pontificia Universidad Católica del Perú, me alegro, bien por él y por los necesitados pero si el día de mañana la Iglesia a la que le debe obediencia le dice al buen sacerdote vaya Ud. ahora a la zona más pobre y olvidada del mundo donde va a pasar desapercibido y no va a tener más protagonismo que el de servir a los pobres para el resto de su vida pues me imagino que el buen sacerdote cogerá sus cosas de inmediato y con todo el amor del mundo irá a esa zona a servir. El que quiera ser el primero que sea el último.

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