Es una película repetida. Cuando alguien, que debería ser ’tropa propia’ se arroga atacar las verdades del orden natural y de la revelación cristiana y la autoridad legítima de la Iglesia católica para quienes formamos parte de ella, se levantan voces y se escriben páginas por parte de quienes poco tienen que ver con este espacio, pero se inmiscuyen e involucran siempre en contra de lo que es verdadero, bueno, razonable. Terminan tragándose su propio veneno, porque eso es lo que son, serpentosos y llenos de ponzoña. Pero hay que seguir en la obediencia cordial a la decisión justa del Obispo y contra quienes traicionan el lugar al que dicen pertenecer. Estas tormentas artificiales de los cristofóbicos e iglesiafóbicos, no duran, porque no tienen ninguna consistencia y no se basan en la verdad, sino en la ideología de odio que sustentan.
Es una película repetida. Cuando alguien, que debería ser ’tropa propia’ se arroga atacar las verdades del orden natural y de la revelación cristiana y la autoridad legítima de la Iglesia católica para quienes formamos parte de ella, se levantan voces y se escriben páginas por parte de quienes poco tienen que ver con este espacio, pero se inmiscuyen e involucran siempre en contra de lo que es verdadero, bueno, razonable. Terminan tragándose su propio veneno, porque eso es lo que son, serpentosos y llenos de ponzoña. Pero hay que seguir en la obediencia cordial a la decisión justa del Obispo y contra quienes traicionan el lugar al que dicen pertenecer. Estas tormentas artificiales de los cristofóbicos e iglesiafóbicos, no duran, porque no tienen ninguna consistencia y no se basan en la verdad, sino en la ideología de odio que sustentan.