INÉDITO ATROPELLO

Fallo del TC golpea a la familia y a la sociedad

De todos los sectores de la sociedad peruana arrecian las críticas al desastrado fallo del Tribunal Constitucional que despenaliza las relaciones sexuales con menores a partir de los 14 años. Y no es para menos. La decisión vulnera la autoridad paterna, deja a los menores desprotegidos frente a abusadores sexuales, y abre así las puertas a la demolición de la familia y de la sociedad. Transcribimos aquí la certera opinión de la doctora Maíta García Trovato, destacada médico psiquiatra a nivel nacional e internacional, que señala con precisión las terribles consecuencias del fallo (los destaques en negrito son nuestros).


ADOLESCENCIA DESPROTEGIDA

Dra. Maíta García Trovato

Sorprendente, lamentable, irreflexivo, impensable, insostenible, inconstitucional… sobran los adjetivos que venimos escuchando al comentar el reciente fallo del Tribunal Constitucional que despenaliza las relaciones sexuales entre y con adolescentes (numerales 44 y 90). Sobre este último punto que nos compete ya no será delito que, por ejemplo, una menor de 14 a 18 años sea seducida por una persona mayor, quien actuará con la impunidad que le confiere este fallo.

¿Qué valor se le puede dar al consentimiento que un adolescente pueda darle a un adulto para tener relaciones sexuales? ¿Hasta qué punto, por ejemplo, una niña de 14 años podría decidir qué es lo mejor para ella? Ella podría querer manejar un auto… pero a esa edad no tiene la madurez suficiente para hacerlo y la ley, con muy buen criterio, no se lo permite; podría querer abandonar su familia, consumir alcohol, comer en exceso o no comer en absoluto… y ahí están los padres para velar por su salud, su seguridad y orientarla hacia conductas que harán posible su futuro.

Además, ¿qué capacidad emocional tiene esta niña para resistir al acoso de una persona de 30 o más años que le ofrece todo aquello que la sociedad de consumo pone ante sus ojos y sus padres no le pueden proporcionar? Está totalmente desprotegida y vulnerable. Quien la coacciona o seduce lo sabe. Y ahora sabe también que no habrá sanción. Allá ella…

Así, los adjetivos para calificar la medida sobran. Es sorprendente, porque teniendo tanto por resolver el órgano normativo nos regala un problema social bastante más grave por cierto. Lamentable, porque atenta contra la integridad moral de nuestros jóvenes y los deja expuestos y vulnerables ante requerimientos de personas de cualquier edad. Irreflexivo e impensable, porque no se ha tenido en cuenta que estamos en un mundo globalizado en el cual pedofilia, prostitución infantil y trata de menores aparecen todos los días en las redes sociales. Así, esta sentencia coloca a los adolescentes en situación de riesgo, totalmente desprotegidos ante amenazas como el turismo sexual. Insostenible, porque ya se está escuchando la indignación de los padres de familia —a los que corresponde la guarda del menor y cuya voz ha sido ignorada— y que serán en última instancia los que tengan que afrontar las consecuencias de la actividad sexual de su niña o niño: el embarazo temprano, las posibles enfermedades de transmisión sexual y todos los problemas psicológicos que dejará en ella o él una conducta de este tipo más allá de que sea “consentida”.

Finalmente, se considera inconstitucional porque viola principios elementales que la Carta Magna señala, como la protección que el Estado garantiza a sus menores y adolescentes, a la familia y a la patria potestad de los padres.

¿Qué nos queda por hacer? Probablemente insistir para ser escuchados y conseguir una sana rectificación por parte del mismo Tribunal Constitucional (cuya votación no ha sido unánime) y una posición firme del Congreso de la República.

La salud física, mental y moral de los adolescentes del país está en juego.











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