SALUDABLE REACCIÓN

Uruguay: fuerte rechazo médico hace “peligrar” despenalización del aborto

Imponer leyes revolucionarias que la opinión pública repele, parece ser un vicio generalizado en los desacreditados parlamentos de América Latina. En octubre pasado el Legislativo de Uruguay incurrió una vez más en ese vicio, al aprobar una ley que despenaliza el crimen de aborto, severamente cuestionada por la población.

Pero tras la promulgación de la ley, ocurrió algo inesperado. Un considerable sector de ginecólogos uruguayos declaró que se negaba a practicar abortos, por considerarlos “un asesinato”. La valiente actitud sobresaltó a la izquierda. El diario argentino de esa orientación, “Ámbito Financiero”, dio la alarma en una noticia titulada: “Uruguay: médicos se niegan a realizar abortos y peligra ley.

“La resistencia de un grupo de médicos uruguayos a practicar abortos por principios éticos o religiosos está complicando el pleno cumplimiento de una de las primeras leyes en América Latina que autoriza la interrupción del embarazo”, señala el diario.

Agrega que según la nueva ley, el aborto “puede realizarse sólo durante las 12 primeras semanas de gestación. Pero, desde su reglamentación en noviembre, un 30 por ciento de los ginecólogos del país sudamericano dejaron constancia ante el Ministerio de Salud Pública [de] su rechazo a realizar abortos. Y ese número podrá aumentar.

Una de las profesionales que impugnan la ley, la doctora María Luján Chiesa, dio un argumento tan sencillo como contundente: la medicina existe “para curar y salvar vidas, y sabemos muy bien que un aborto es un asesinato (...) Y en ningún caso un embarazo es una enfermedad, declaró a la agencia Reuters.

Doctor Ricardo Pou Ferrari, uno de los voceros de los médicos que rechazan la ley.

El vocero de los médicos, doctor Ricardo Pou Ferrari, fue también categórico: “nosotros queremos que se derogue la ley y vamos a dar batalla para eso”. Consideró que la reglamentación de la ley fue una imposición totalitaria: “Ni siquiera la Sociedad de Ginecología ni el Colegio Médico fueron consultados. Además es una ley que va en contra de los principios éticos de nuestra profesión”, declaró al diario uruguayo “El País”.

Debido a que la ley permite a los médicos invocar la objeción de conciencia para negarse a practicar abortos, hubo mujeres que “no pudieron concretar abortos por oposición de los médicos”, y así “debieron trasladarse a otras zonas del país para realizarlos”, dice “Ambito Financiero”. Mientras tanto, más de 100 médicos han presentado una impugnación administrativa a la ley.

El Gobierno izquierdista está desconcertado. Leticia Rieppi, coordinadora de los servicios de Salud Sexual y Reproductiva del Ministerio de Salud, declaró que “la cantidad de médicos que rechazaron realizar abortos es «una sorpresa»” , informa el diario argentino “Norte”. Añade que en el departamento de Salto, por ejemplo, donde se localiza la segunda mayor ciudad del país, todos los ginecólogos (¡es decir el 100% de ellos!) presentaron objeción de conciencia. Según la agencia ACI/EWTN, en otros departamentos la negativa de los médicos llegó al 90%.

No obstante, el ministro de Salud Leonel Briozzo alegó que hay “intereses genuinos de nuestros pacientes” —no dice cuáles son— que deben prevalecer sobre “nuestros puntos de vista” religiosos o morales. Y se comprometió “a seguir garantizando el derecho de la mujer”... a asesinar un hijo por nacer.

En esto el ministro es apoyado por el feminismo radical. Ana Lima, vocera de una típica ONG revolucionaria, el “Comité para América Latina y el Caribe de Defensa de los Derechos de la Mujer”, declaró que la objeción de conciencia “no puede convertirse en un arma para obstaculizar los derechos que están consagrados en una ley (...) ni anular o retroceder en los avances legales”. Palabrerío vacío: no existe ningún “derecho” al asesinato. Ni menos puede calificarse al aborto de “avance”, salvo que sea hacia la barbarie.

Ante el inesperado número de ginecólogos que se oponen a practicar abortos, “el Gobierno comenzará a requerir que las objeciones de conciencia se presenten por escrito, y planea oficiar en marzo un curso para explicar a los médicos cuáles son los límites de esta herramienta”. También “buscará incorporar nuevos profesionales en aquellos centros públicos de salud donde los médicos se opongan a interrumpir embarazos”, concluye la noticia. Es decir, se presionará a los médicos refractarios, o se los reemplazará, aumentando la planilla estatal pagada por los contribuyentes, para sostener la aplicación de una ley asesina que éstos rechazan. A eso le llaman hoy “democracia”...

Un ejemplo más de las crecientes dificultades que encuentra el avance revolucionario en Occidente. Rechazado por la opinión pública, se vale de su poder político-publicitario para atropellarla; pero esto le genera nuevas resistencias, y le ocasiona un desgaste cada vez mayor, que podrá volverse irreversible.











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