ANÁLISIS

Los católicos ante la próxima contienda electoral

La doctrina de la Iglesia nos enseña que cuando en la actividad política entran en juego aspectos morales que afecten una determinada comunidad, región o país, el católico no sólo debe interesarse por ellos, sino intervenir en lo que le corresponda, para salvaguardar el bien común.

Las razones de una justa desconfianza

A veces ese componente moral, aunque no aparezca a primera vista, está subyacente en el acontecer político y de alguna manera lo condiciona. Es lo que explica, por ejemplo, la desconfianza de los peruanos hacia el régimen institucional vigente, revelada por numerosos estudios de opinión. Gran parte de nuestra población considera a la democracia peruana como inauténtica, una ficción política que de "representativa" no tiene más que el nombre; y esto, debido a que con demasiada frecuencia los candidatos, una vez electos, suelen contrariar de múltiples maneras sus promesas electorales.

Pero tal vez la mayor razón de esa retracción popular sea que, con honrosas excepciones, no existen en el Perú movimientos políticos que representen adecuadamente a la "mayoría silenciosa" conservadora de la opinion pública. Esa mayoría, firmemente adherida a valores religiosos, familiares y culturales tradicionales, se siente agredida de mil modos por la revolución cultural en curso. En cada elección los candidatos fingen acoger sus preocupaciones, para atraerse sus votos; pero una vez elegidos toman actitudes concesivas frente a la ofensiva revolucionaria. Con lo cual esa enorme corriente conservadora queda privada de verdaderos canales de expresión electoral. O sea, el cuadro político peruano se presenta profundamente falseado. Y ese falseamiento envuelve un problema moral, que le cabe al católico señalar.

Brasil: ¿quién representa a la mayoría católica?

Un cuadro similar se da en los países vecinos. El más característico es el Brasil, donde todos los partidos que concurrieron a las dos últimas elecciones presidenciales (2006 y 2010) son de izquierda, pero paradójicamente la gran mayoría de la población se declara de centro o de derecha. Una encuesta publicada en 2009 por la Fundación Perseu Abramo, de S. Paulo, mostró que tan sólo el 13% de los brasileros se dice de izquierda, casi el doble (24%) se asume de derecha, y 47% se sitúa en un "centro amplio" proclive a la derecha. O sea, el 71% se reconoce de centroderecha. Y cuanto más se desciende en la escala social, más conservadores son los electores. Por ejemplo, entre los que no completaron sus estudios escolares el 16% se dice de izquierda, el 15% de centro, y el 44% de derecha, que para ellos significa "lo que es recto, lo bueno, lo correcto" mientras que "izquierda" es "lo torcido, lo malo, lo equivocado".

La reelección del socialista Lula en 2006 no desmintió ese cuadro: para triunfar el mandatario ocultó sus ideas y echó mano de demagógicas "políticas públicas distributivistas", que su "delfina" Dilma Roussef prometió ahora continuar. La conclusión del estudio es que en Brasil la izquierda se estancó: pasados veinte años de democracia, "la construcción de una hegemonía político-cultural identificada como de izquierda no avanzó"  [1].

Ese cuadro es confirmado por una encuesta más reciente, de Datafolha [2]: sólo 12% de los brasileros se declaran de izquierda a extrema izquierda; mientras que los que van del centro a la extrema derecha son cinco veces más, el 62 % (centro 38%, derecha 10%, extrema derecha 14%).

¿Por qué, entonces, no existe ninguna corriente política que recoja las aspiraciones de esa mayoría?

En Argentina, una "mayoría silenciosa" artificialmente silenciada

Otro tanto sucede en Argentina, donde el fallecido ex presidente Néstor Kirchner y su esposa venían impulsando medidas de corte socialista cada vez más opuestas a las aspiraciones de la opinión pública. Según las encuestas, la más reciente de esas medidas, la ley que autorizó el "matrimonio" entre personas del mismo sexo, es rechazada por la masiva mayoría de la población, que también rechaza la llamada "educación" sexual —en realidad, promoción del hedonismo—, la despenalización del aborto, el secuestro de las AFPs y otras medidas estatizantes. Pero el matrimonio Kirchner se obstinó en llevar adelante esas medidas, que no constaban en su
programa electora
l.

La conducta de los partidos opositores argentinos agudiza esa contradicción. Fue con apoyo de legisladores de oposición que el seudo matrimonio homosexual pudo ser aprobado en una vergonzosa sesión del Senado.

Pero si las autoridades así defraudan a la mayoría que las llevó al poder —una mayoría católica, que reclama en vano la protección de los valores morales, de la familia y la propiedad—, ¿qué autenticidad tiene ese régimen electivo?

En ese cuadro, en noviembre de 2011 habrá en la Argentina elecciones presidenciales. Tras el súbito deceso del incontestado candidato peronista, Néstor Kirchner, ya se articulan diversos frentes electorales, oficialistas y opositores, todos de izquierda; pero no surge hasta ahora ninguna gran coalición conservadora. Entonces es probable que asistamos a otra contienda falseada entre izquierdas, en la cual temas de naturaleza moral que sensibilizan a los católicos sean cuidadosamente excluidos del debate. O sea, la mayoría silenciosa católica argentina continuará siendo una mayoría silenciada...

Hacia un voto católico consciente

En nuestro Perú, donde el grueso de la población también rechaza el aborto y el aberrante "matrimonio" de personas del mismo sexo, habrá en abril próximo elecciones generales (presidenciales, regionales y al
Congreso).

Las ONGs, los lobbies y "movimientos sociales" alineados a la revolución cultural ya trabajan para presionar a los candidatos —como siempre a espaldas de la opinión pública— para que se acoplen a su agenda anticristiana. Es claro que durante la campaña querrán evitar que esa agenda sea objeto de debate, pues su carácter abiertamente contrario a los principios que el Papa Benedicto XVI declaró "innegociables" (vida, familia, matrimonio [3]) puede sobresaltar al público; pero después de la elección, y siguiendo una táctica izquierdista bien conocida, buscarán implementarla por sorpresa, sin dar tiempo a reacciones.

Así, las cuestiones morales estarán involucradas de varias maneras en las elecciones de abril. Por eso los católicos peruanos debemos no sólo estar atentos, sino que oportunamente deberemos solicitar a los candidatos que expongan su posición en todos los temas neurálgicos de carácter moral, sin ambigüedades ni tergiversaciones, para que sea conocida de todo el electorado, y este pueda así emitir un voto responsable y consciente.







[1GUSTAVO VENTURI, Opinião – Esquerda ou Direita?, in Teoría e Debate -N° 75, Fundación Perseu Abramo,
http://www.fpabramo.org.br/o-que-fazemos/editora/teoria-e-debate/edicoes-anteriores/coluna-opiniao-esquerda-ou-
direita

[2"Folha de S. Paulo", 30-5-2010.

[3Cfr. p. ej.: BENEDICTO XVI, Discurso a parlamentarios europeos, 30-3-2009, http://www.fluvium.org/textos/
iglesia/igl460.htm_las_cart.html.





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